Caballos salvajes que ya no destrozan

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

22 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Un grupo de una veintena de caballos de la asociación de criadores del monte Gagán convive repartido en cuatro cercados en los montes de los municipios de Marín, Vilaboa y Moaña. Esta iniciativa pronto será ampliable a otros dos cercados en la parroquia marinense de San Tomé de Piñeiro. El objetivo a largo plazo es sacar al ganado mostrenco del monte, ganando en seguridad para los equinos y los conductores, así como evitando los problemas causados por los animales en los cultivos cuando pasan hambre.

Esta iniciativa comenzó con un cercado piloto en Marín en el 2009 y se ha ido extendiendo según las posibilidades económicas se lo han permitido a comuneros y propietarios de caballos. El presidente de los comuneros de San Tomé, Daniel Rosales, explicó que en la actualidad hay funcionando dos cercados en esta parroquia marinense, en la Casa das Augas y debajo del tendido eléctrico de media tensión de Fenosa. En la vecina Meira hay otro y el cuarto se halla en San Adrián, en Vilaboa. En estos cercados, los caballos dispone de comida en los pastos naturales que crecen en la ladera de los montes, con lo que mantienen limpio estas fincas. En las épocas de escasez de alimentos, sus propietarios depositan paja y forraje en comederos habilitados en las parcelas valladas.

Una idea que cala

La idea ha calado más fuerte entre los comuneros de San Tomé, que destacan las ventajas del sistema siempre y cuando se cuente con la colaboración de los ganaderos y se eviten los sabotajes y actos de vandalismo. Rosales indicó que en esta parroquia marinense se han habilitado otros dos cercados, uno en Cruz da Armada, en Castiñeiras, y otro en Lagocheiras, en una zona lindando con Moaña. No hay todavía animales en estos recintos porque se plantaron frondosas en su interior y los brotes de las plantas están todavía demasiado tiernos. Está previsto que para el final del verano, cuando los árboles ya habrán llegado a una altura adecuada, se abrirán para otro grupo de caballos.

Todos los animales que se encuentran en estos cercados están controlados, aunque su número es minoritario comparado con la cabaña equina de O Morrazo. Solo en el entorno del lago de Castiñeiras los caballos sueltos se cuentan por docenas. Estos animales suponen un gran riesgo para la circulación porque al atravesar las carreteras son susceptibles de provocar accidentes. Un ejemplo reciente tuvo lugar en la PO-313 este mismo mes cuando un caballo colisionó con un coche que no pudo evitarlo. El animal murió y el coche quedó dañado.

En la carretera de circunvalación de Marín también es frecuente ver caballos en su acceso desde la parroquia de San Xulián, con el peligro consiguiente.