«Non falemos de desbloquear porque non están bloqueados», señaló la concejala de Urbanismo, Teresa Casal, acerca de la situación administrativa de los terrenos que espera la Universidad de Vigo para poder ampliar el mapa de titulaciones en el campus de Pontevedra. Aunque el vicerrector del campus, Jesús Hernández ya «ve la luz al final del túnel», todavía no ha llegado la intención a su destino, y Casal no da fechas sobre cuando se firmarán los convenios que dejen vía libre a la Universidad para construir el Edificio das Artes y remodelar la residencia de la ONCE.
En el primer caso, la cesión de los terrenos de Tafisa empezó a ser noticia en el 2004 cuando se firmó el protocolo que recogía el proyecto. Hoy, el edificio sigue siendo una quimera y la institución dice que necesita el edificio «urgentemente» porque la ocupación de los inmuebles es del 100%. Teresa Casal señala que «pode que se leve adiante a aprobación provisional o mes que ven por parte do Concello, pero logo falta a Xunta, que ten tres meses de plazo e seguramente esgoten ese plazo para a redacción».
Hernández explicó que el presupuesto de la institución reserva 440.000 euros para encargar el proyecto básico y de ejecución del edificio. Este trámite se alargaría entre seis y nueve meses, a los que habría que sumar casi tres años solo de construcción de lo que sería uno de los edificios más grandes de toda la Universidad. Faltan solo dos meses para las elecciones a rector y las continúas reivindicaciones del equipo de Alberto Gago aún no son realidad, aunque empiecen a aproximarse.
Cesión de uso de la ONCE
Respecto a la residencia de la ONCE, la reunión de ayer de la comisión mixta Concello-Universidad tampoco avanzó los plazos para la firma del convenio que implica su cesión de uso a la Universidad. Casal calcula que el tiempo que se dilate la permuta entre la organización y el Concello podría ser de dos meses. En cuanto se firme le convenio -el 7 y 8 de abril se reunirán los responsables de la ONCE con el Ayuntamiento para avanzar en la cesión- saldrán las obras de acondicionamiento a concurso, lo que implica un mayor retraso en la puesta en marcha. El vicerrector calcula que la inversión alcanzaría dos millones y aunque el edificio es como «un maná caído del cielo» su necesidad urge para el segundo cuatrimestre del próximo curso.