Estribela reclama lo suyo

Chelo Lago consuelo lago@lavoz.es

PONTEVEDRA

27 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Los vecinos de la parroquia de Lourizán quieren recuperar el cruceiro de Estribela, que está instalado en el cruce de las Cinco Calles de Pontevedra. Para eso, las cuatro entidades más representativas de la parroquia -asociaciones vecinales Estriceres y San Andrés, Comunidad de Montes y Plataforma en Defensa da Praza dos Praceres-, decidieron dirigirse a la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Xunta para que inste al Concello de Pontevedra a devolverlo a su emplazamiento original, en la plaza de Estribela. No se trata de una iniciativa nueva, pues ya lo llevan reclamado durante mucho tiempo. De hecho, su insistencia llevó a que en mayo del año 1999, con la anuencia vecinal, se instalase una réplica del monumento en la plaza, siendo alcalde Juan Luis Pedrosa. Y así consta en una placa grabada en su base.

El presidente de la Asociación de Vecinos San Andrés, Diego Moledo, recuerda perfectamente todo el proceso. Comenta que durante la Guerra Civil y para celebrar la toma de Barcelona, a principios de 1939, se colocaron unas guirnaldas y adornos que se sujetaron al cruceiro y que provocaron su rotura. Entonces, las partes desprendidas se guardaron en el hórreo de la plaza, quedando parte de la base del monumento en la que los chavales se sentaban como si se tratase de un trono en sus juegos. Y allí se quedaron los trozos rotos hasta que en 1962, el entonces alcalde, José Fernando Filgueira Valverde, solicitó los retos del monumento a Senén Sobral, dueño, al parecer, del hórreo y del cruceiro, según comenta Diego Moledo. En principio, según le tiene comentado el propio Sobral, se pensaba restaurarlo y montarlo en el Museo de Pontevedra, del que Filgueira era también director, pero finalmente se trasladó a su actual emplazamiento en la zona monumental pontevedresa.

En el escrito enviado a la Xunta, los representantes de las cuatro asociaciones destacan la antigüedad del monumento, que data de 1773. Y lamentan que no haya regresado nunca a la plaza de la que se sacó. Razonan en su escrito que se trata de «un ben inmoble, non é un ben moble que se poida trasladar dun lugar a outro. Un inmoble de interés cultural é inseparable do seu contorno. O lugar onde se ubica un elemento patrimonial, a súa localización, máis aínda no caso dun cruceiro, forma parte inseparable dese elemento, é indisociable da súa historia e do elemento en si mesmo, e só as causas de forza maior poden xustificar un cambio na súa ubicación, e aínda neste caso, respectando na medida do posible, a cercanía a unhas características similares ó emprazamento orixinal». Razones. Admiten los representantes municipales que en su actual emplazamiento de las Cinco Calles, «luce» más, pero esa razón no les sirve de argumento pues entonces, añaden, se podría llevar «o cruceiro de Hío para la zona vella de Cangas, ou mesmo para a praza do Obradoiro, e deixarlles na parroquia canguesa unha réplica». Piensan además que les asiste la razón, el sentido común y la legitimidad, por lo que decidieron iniciar la solicitud por la vía administrativa y por el cauce ordinario, esperando que se solucione la disputa.

Sin salirnos de la parroquia ni de la misma plaza del Marqués de Valterra, el presidente de la Asociación San Andrés, Diego Moledo, criticó duramente la inversión realizada en el parque de juegos. «El Concello gastó 60.000 euros en un parque con cuatro taburetes y tres aparatos de juegos, cuando muy cerca pero en el Concello de Marín, dos parques similares, incluso con una superficie mayor y más elementos de juego, costaron 67.000 euros los dos». Quiere que alguien les explique a los vecinos ese desfase. También critica que el cerrado del recinto se haya realizado con una valla de madera, que requiere un mantenimiento para que siga en perfecto estado, mientras otras instalaciones similares en Pontevedra la tienen de piedra.