Ellos son los únicos que se han atrevido a desafiar al mar en los sucesivos días de temporal que hemos sufrido a lo largo de este otoño e invierno. Cuando los servicios de emergencia recomiendan quedarse en casa, su opción es coger la tabla de surf o windsurf y emprender camino hacia A Lanzada. Daniel Rodríguez, de 34 años, es uno de los protagonistas de estas fotografías. Practica ambos deportes, aunque prefiere el windsurf. Bromeando, dice que quienes no abandonaron la vela -que tuvo un verdadero bum hace unos años- son unos «frikis». «Al mar le tienes miedo -reconoce- pero está esa sensación de poder dominar el medio solo con una tabla y con el viento; es increíble. Aquí quizás no hay una cultura de practicar en los días de temporal, pero en Hawai ves a mayores de ochenta años enfrentarse a olas gigantes». Junto a Félix Iribarne, ha recuperado el Club Winsurf Kailúa -formado hace años en Vigo- y el pasado verano iniciaron su actividad con una escuela de verano. En agosto tuvieron un buen grupo de alumnos, muchos de ellos foráneos, y ahora están intentando organizarlas también en invierno. «La gente se echa atrás por el frío, pero queremos animarla -explica-. Del mar sales con frío, pero te sientes vivo». Ellos ofrecen el equipo y tienen un curso de dieciséis horas repartidas en dos días. «Aseguramos que al finalizar, los alumnos aprenden a navegar», afirma. «Es más con algunos, al segundo día no hay nada que enseñarles». Insiste en que para empezar no hay que cumplir ningún requisito especial y vale cualquier edad, pero que este es un deporte «de perseverar, de ir poco a poco». Ahora su interés es conseguir organizar una prueba de olas en A Lanzada, la modalidad que se denomina wave riding, «porque esta playa es un sitio idóneo, sobre todo cuando vienen estos temporales de sur, que traen grandes olas y viento fuerte y constante que te permite hacer todo lo máximo con la tabla».
«Nos gustaría también ver a un campeón en nuestra playa para promocionar este deporte y la idea es que venga a realizar una exhibición el canario Marcos Pérez, E7, que llegó a ser quinto del mundo en olas», añade Daniel. Él insiste en que Galicia «es un paraíso del winsurf» y aunque no hay una constancia de vientos, los foráneos sí apuestan por nuestro litoral. «Solemos ir a practicar a Traba, en la Costa da Morte -comenta-, y allí ves caravanas de extranjeros que conocen hasta la última roca de Galicia porque tienen guías editadas por ellos, saben a dónde tienen que ir casi mejor que nosotros. Sobre todo franceses y nórdicos. Y nosotros somos cuatro...». Quienes quieran conocer más a fondo la labor del club pueden hacerlo a través de la web www.windsurfgalicia.es.