«Hoxe é un día triste, pero tamén de gozo»

La Voz

PONTEVEDRA

22 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El vicepresidente de la Asociación de Memoria Histórica, Santiago Macías, estuvo al frente del operativo, mientras el arqueólogo, René Pacheco, dirigía al equipo de exhumación. Y a pie de fosa, estaban también las familias.

Luisa Cordal y su primo Antonio relataron con detalle la historia de su tío. Lo que saben se lo transmitió su hermana Josefina, que todavía vive. «A nosa tía contounos que cando o fusilaron levantou o brazo e rompéronllo».

«Era un home de inquedanzas que simpatizaba coa CNT e non tivo tempo de loitar polo que quería. Os que o mataron poden hoxe discrepar coa política do Goberno, pero a el non lle deron esa oportunidade», subrayó Antonio.

Luisa, la otra sobrina de Castor, explicó que quien lo delató fue un amigo suyo y cuando lo detuvieron le dijo a sus hermanas que lo iban a matar y que no volverían a verle. «Suoberon onde estaba enterrado e as miñas tías viñan aquí a Curro por Defuntos a porlle frores e velas, pero tiveron que deixar de facelo pola represión que había, cando chegaban de volta as comían».

Luisa todavía no puede entender la injusticia de la muerte de su tío, pero recuperar sus restos es para ella un alivio. «Hoxe é un día triste, pero tamén de gozo», repetía Luis mientras empezaban a asomar los cadáveres.

Igual de dramático es el sentimiento de Elena, sobrina de Ramón Barreiro. A el lo detuvieron despues de andar escapado por Armenteira y le cortaron un dedo antes de matarlo para sacarle el anillo que llevaba en el dedo. Sus padres sufrieron, además de su muerte, un horrible martirio previo. «Al padre le dieron una paliza y le rompieron las piernas y a la madre la violaron la raparon y le echaron un líquido por la cabeza que le quemó la vista y dejaron ciega».

Para la familia Barreiro fue un gran descubrimiento saber donde estaba enterrado.