«Los buenos profesionales deben unirse a la tecnología»

Eva Garea

PONTEVEDRA

Miguel Domínguez compatibilizó su carrera profesional como traumatólogo con el deporte y la política

04 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El padre de Miguel Domínguez fue el encargado de inaugurar en julio de 1949 un modesto sanatorio centrado en la traumatología. Sesenta años después, ese pequeño sanatorio, que contaba con solo dos camas, se ha convertido en uno de los hospitales privados líderes en Galicia.

-¿Cómo fue la evolución del centro?

-Empezó exclusivamente con traumatología. Se añadió más tarde cirugía y ginecología y se mantuvo con esas tres especialidades muchísimos años. Hasta que a partir de los años 70 empezó a abrirse a todos los especialistas. En el 1996 es cuando sufre la primera gran transformación, ya abierto a todas las especialidades. Actualmente el trabajo es multidisciplinar. Hay un concierto con el Sergas, como hospital acreditado. También tenemos accidentados de tráfico, de trabajo, de seguros...

-¿Cuáles fueron las herramientas de fortificación?

-Fue por la preocupación constante, desde siempre, de ser puntero en las nuevas tecnologías e intentar contar con los mejores profesionales. Además de estar en permanente contacto con los demás hospitales. Estar al tanto de las nuevas tecnologías. Hablar mucho con los profesionales del centro para conocer las deficiencias, lo que nos falta e intentar armonizar todo esto.

-¿Por qué apuestan más: tecnología o buenos especialistas?

-Las dos cosas van en paralelo. Los buenos especialistas sino tienen buenos quirófanos, buenos medios, tampoco se encuentran a gusto en su trabajo.

-El hospital debe entenderse como un negocio familiar, ¿está garantizado el relevo generacional?

-Ya están trabajando en el hospital tres personas que pertenecen a otra generación. Dos hijos nuestros y un hermano que es traumatólogo, 22 años más joven que nosotros, por lo que casi pertenece a otra generación. Tampoco nunca tuvimos problemas familiares para llevar adelante los proyectos. Es una de las grandes ventajas, siempre hubo unión.

-¿Cree que en algún momento del futuro se desligará la dirección a la familia Domínguez?

-Eso nunca se puede saber, pero no me gustaría. En este momento no pensamos que vaya a ser así.

-¿En qué se diferencia un centro hospitalario público de uno privado?

-Tiene una manera de funcionar distinta, pero sobre todo debido a la presión asistencial. Los centros públicos están más saturados que los centros privados. Nosotros tenemos más facilidad para hacer las pruebas diagnósticas. Pero después, la práctica de la medicina es la misma.

-El hospital se acaba de fusionar con el sanatorio de La Merced, ¿en qué consistirá ese nuevo proyecto?

-En principio, va a haber una fusión de los dos centros. Por lo tanto, el sanatorio de La Merced podrá contar, si lo precisa, con los especialistas del Domínguez. Además estamos preparando lo que consideramos que va ser la unidad estrella del sanatorio: la unidad de daño cerebral. Para eso ya contamos con grandes especialistas y estamos a punto de adquirir tecnología que lo va a poner en primer plano en ese aspecto en sanidad. Será un referente, incluso más allá de Galicia.

-¿Tienen planeado otros proyectos de futuro más a largo plazo?

-Yo creo que ya llegamos a nuestro límite. Nuestra aspiración ahora es mantener lo que tenemos con buena calidad y con voluntad de servicio a la ciudad y su comarca.

-Su vida no podría entenderse sin la medicina, pero tampoco sin la política y el deporte. Empecemos por el deporte. Fue el médico del Fútbol Club Pontevedra y acabó siendo presidente, ¿cómo fue ese paso?

-Empecé como médico en el Pontevedra en 1977. En aquel momento el presidente del club se marchaba, el equipo había descendido a tercera división, estaba en un mal momento deportivo y me pidieron que me presentase y como mi padre ya había sido presidente lo acepté. Seguí la estela de mi padre. Y fui presidente durante cuatro años.

-Ha sido concejal de Deportes en Pontevedra, vicepresidente de la Diputación y parlamentario, ¿qué le atrajo del mundo de la política?

-Fundamentalmente lo que me atrajo fue el deporte. La persona que me llevó fue José Cuíña, era un gran amigo mío y fue él quien me pidió que me incorporase a las listas del PP, y un poco entre él y la promesa de que me iban a dejar el área deportiva fue lo que me convenció. Y así estuve 6 años en la política.

-¿En esos 6 años siguió trabajando como médico?

-Sí. Nunca tuve dedicación exclusiva, siempre compaginé los cargos políticos con la profesión. La política y el deporte deben entenderse como cosas complementarias dentro de mi carrera como médico.

-Ahora ya no ejerce como traumatólogo, ya que está centrado en la gerencia, ¿echa de menos la práctica médica?

-Sí, mucho. El paso a la dirección fue una necesidad y un acuerdo familiar.