Lalín empieza a oler a Cocido

PONTEVEDRA

Una matanza del cerdo tradicional en la parroquia de Santiso encendió los motores para la cita gastronómica del día 15

02 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

No hubo modernos bancos de matanza, sopletes para chamuscar al animal ni poleas de tractores para colgarlo a enfriar. La parroquia lalinense de Santiso viajó ayer hacia atrás en el tiempo para ofrecer una matanza como las de antaño. O casi. La ley obliga ahora a aturdir al animal antes de sacrificarlo. Si no se hace así, el cerdo sufrirá más y el ejecutor podrá enfrentarse a una multa de 600 euros. Por lo demás, en la matanza de Santiso no hubo nada distinto a las del siglo pasado. Nada de piensos. La víctima fue engordada con esmero a base de patatas y remolachas. Cuando ayer salió de su cuadra en la Casa do Tintoreiro, pesaba 220 kilos. Lo esperaban cientos de personas dispuestas a presenciar la ejecución pública. Sin afán alguno de darle el indulto. El proceso fue fiel a la tradición. El animal se inmovilizó sobre un carro, se mató a cuchillo y se dejó desangrar. Después se chamuscó con carqueixa, se abrió y se extrajeron las entrañas. Las mujeres limpiaron las tripas en un lavadero cercano y los hombres colgaron el animal a enfriar antes de despiezarlo.

Los visitantes siguieron de cerca el proceso y dieron buena cuenta de las filloas de sangre, una de las delicatessen de la matanza de consumo más inmediato. Según salían del filloeiro, el vampírico público las devoraba. No quedó ni una para muestra. Afortunadamente, los vecinos de Santiso habían preparado también una degustación de productos porcinos caseros de otra cosecha, con panceta, raxo, oreja y chorizos. De postre, dulces de carnaval. La música de Os Xuncos, los bailes de As outras herbas y las exposiciones de fotografías antiguas y de sábanas y mantas tejidas en telar tradicional completaron la jornada de matanza, concebida como antesala de la Festa do Cocido. La cita será el 15 de febrero, con el periodista Carlos Alsina como pregonero. La víspera, la capital dezana acogerá la iniciativa Lalín Pork Art, con 25 cerdos convertidos en arte.