Una treintena de plantas invasoras amenazan el ecosistema de O Salnés

PONTEVEDRA

28 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El helecho invasor Azolla filiculoides , detectado recientemente por los técnicos de la Estación de Hidrobioloxía de O Con en el cauce del Umia, se suma a otra planta -la Egeria densa- que tiempo atrás fue identificada en dicho río y que, como la que ahora flota en sus aguas, resulta agresiva para las especies autóctonas del cauce fluvial. Pero al margen de los perjuicios en el agua dulce, el ecosistema de las tierras de O Salnés, y por extensión el de las Rías Baixas, se ve amenazado por cerca de una treintena de especies de origen foráneo y de carácter invasor.

Llama la atención el hecho de que, de la treintena de plantas invasoras identificadas por la Consellería de Medio Ambiente en Galicia, al menos 25 amenacen a las especies autóctonas de la comarca, sobre todo en espacios protegidos como A Lanzada o Carreirón. Influye en ese dato el hecho de que buena parte de esas plantas se hayan aclimatado perfectamente al hábitat costero, y son pocas las que se hayan circunscrito únicamente a las tierras del interior de Galicia.

El helecho de agua detectado ahora en el Umia, las mimosas que proliferan por todos los montes gallegos, la caña o falso bambú, la uña de gato, la hierba de Pampa, la Egeria densa , la campanilla, el pan de cuco, la falsa acacia, la oreja de gato o la flor de sangre son algunas de esas plantas dañinas de origen foráneo que proliferan ya por los ríos, las costas y los montes del sur de la provincia de Pontevedra.

Como indica Medio Ambiente, son especies invasoras por su impacto directo sobre las poblaciones nativas «a través de fenómenos de competición, depredación, contaminación genética o introducción de patógenos que provocan procesos como la merma de poblaciones y del crecimiento de los individuos, reducción del éxito reproductor, cambios en el uso del hábitat o en los patrones de actividad».

Causas

Los técnicos de la Estación de Hidrobioloxía Encoro do Con aportan una de las principales razones de la proliferación de este tipo de especies en el hábitat de la comarca: la acuariofilia. Muchas de estas plantas, procedentes de África o de América, se venden para su uso restrictivo en acuarios, pero por distintas razones acaban creciendo en el exterior, sobre todo aquellas más resistentes y que mejor se aclimatan a las condiciones ambientales. Esa fortaleza que les caracteriza provoca que poco a poco les ganen la batalla a otras especies autóctonas, que corren el peligro de desaparecer. En el caso del helecho Azolla filiculoides , por ejemplo, se debe a que forman una densa capa sobre las aguas que impide que le llegue la luz a la vegetación sumergida.

La acuariofilia, con todo, no es más que una circunstancia que se enmarca en un proceso de más envergadura, el de la globalización, que se debe al incremento del comercio internacional y el transporte, así como a causa de los viajes turísticos intercontinentales. Además de las plantas, hay también animales invasores que llegan, por ejemplo, en los barcos -como el mejillón tigre, que se pega a los cascos de las embarcaciones- o que se crían como mascotas en los domicilios y acaban reproduciéndose a la intemperie, como ocurre con cierto tipo de tortugas.

Al margen del daño que ocasionan en el medio ambiente, los perjuicios económicos son en ocasiones también muy importantes, sobre todo en la agricultura, la pesca, el sector forestal o la sanidad.

Es por ello que desde la Consellería de Medio Ambiente, en colaboración con la comunidad científica gallega, se está trabajando en la erradicación de estas especies allí donde se constata su presencia, siempre que sean dañinas para la vegetación autóctona.