El voto favorable no restó críticas de la oposición a los presupuestos

PONTEVEDRA

Nueve meses de negociación entre BNG y PSOE se despacharon en apenas una hora de pleno

18 jun 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Quien dentro de algún tiempo estudie o se interese por la historia municipal de Pontevedra se encontrará con un dato a destacar: el presupuesto del 2008 se aprobó por unanimidad, algo que no sucedía desde hace casi veinte años.

Los tres grupos de la corporación apoyaron un documento que se presentó tarde, a mediados de junio, pero que supone la cifra más elevada en la historia de Pontevedra: 77,2 millones de euros, más 2,3 de remanentes de tesorería, más una cantidad sin determinar que se incluirá en la primera modificación de crédito con destino al saneamiento del rural. En total, la cifra definitiva estará por encima de los 80 millones, lo que representa un gasto de cerca de mil euros por cada pontevedrés.

Esos son los datos objetivos. Los subjetivos son los que salieron a relucir durante el pleno extraordinario que se celebró ayer. Una sesión, por otro lado, inusualmente corta para lo que suelen durar los debates presupuestarios: en apenas una hora los 23 ediles presentes despacharon un asunto cuya negociación llevó nueve largos meses.

Diferentes visiones

Que existiera unanimidad entre los tres grupos no significa que no hubiera duras críticas por parte de la oposición al proyecto defendido por el gobierno bipartito. Cada uno hizo su particular interpretación del documento.

Así, mientras el concejal de Facenda, Raimundo González Carballo, aseguraba que se trata de un proyecto «excelente, como denota a unanimidade», para la portavoz del PP, Lupe Murillo no solo es «pobre e incluso aburrido» sino que tiene un tinte claramente «conservador» y es «poco ambicioso». Y Margarita Castejón (PSOE) defendió que el presupuesto es uno y el gobierno es uno, ante la valoración de Murillo de que «aquí no hay equipo y cada socio de gobierno vende sus propias parcelas».

Una parte del debate se centró en discutir sobre las ideas económicas de John M. Keynes, el economista británico que en la primera mitad del siglo XX dictó sus teorías de monetarismo y, entre otras cosas, abogaba por el intervencionismo de la Administración para mitigar los efectos de los momentos de recesión. González Carballo defiende que los presupuestos están inspirados en tales tesis al incrementar en un 27% el gasto público y Lupe Murillo lo rebatió afirmando que lo proponía Keynes era más inversiones y no más gasto público.

Obviamente, no se pusieron de acuerdo.