Poio, algo más que un monasterio

PONTEVEDRA

Un estudio resalta el «notable» patrimonio natural y cultural del municipio, por lo que no descarta que pueda sacarse algún tipo de «aproveitamento turístico»

20 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El municipio de Poio es algo más que el monasterio o el conjunto histórico de Combarro a la hora de atraer a potenciales turistas. Así lo resalte el estudio del Seminario de Estudios Socioeconómicos de Pontevedra Carlos Velasco, que en su informe Bosque, emprego e turismo califica como «notable» la riqueza de Poio a nivel cultural y natural, por lo que no descarta que de su explotación y difusión se pueda sacar algún tipo de «aproveitamento turístico».

El estudio, en primer momento, se detiene en el patrimonio natural del municipio, no en vano «ao longo dos seus dezasete kilómetros de costa sitúanse numerosas praias, cara ás que miran con frecuencia pobos mariñeiros como Raxó, Campelo ou o máis recoñecido de todos: Combarro». En cuanto a los arenales, en el documento se reseñan puntos tan reconocidos como Canteira, desde la que «se divisa a Illa de Tambo»; Laño, «unha das máis longas do municipio»; Cabeceira y Xiorto y sus banderas azules; así como se sacan a la luz pequeñas calas que, en muchos casos, garantizan la tranquilidad del baño: Serpe, Ostreira, Caeiro...

Pero no solo las playas conforman el patrimonio cultural de Poio. Ahí están espacios como el alto de Raxó, la cara norte de Samieira o el monte Castrove, «onde se atopa o cumio máis alto do municipio (...) e desde onde se observan excelentes panorámicas das rías de Arousa e Pontevedra, o que o converte nun impresionante miradoiro natural». También resalta el monte de A Caeira y su integración en una zona urbana, si bien no olvida que «presenta tamén boas vistas sobre a ría».

Para los autores del estudio esta riqueza forestal «é susceptible dun aproveitamento orientado ao lecer e ao turismo».

Historia y etnografía

Conviviendo con esta riqueza natural, «Poio conta cun interesante patrimonio histórico, cultural e etnográfico», aspecto en el que sobresalen con luz propia el Monasterio de San Xoán y Combarro.

El primero es el principal ejemplo de arquitectura religiosa del municipio, pero no es ni mucho menos el único. El informe reseña especialmente otras cuatro edificaciones: la iglesia de San Salvador, del siglo XVIII y caracterizada «polo feito de ter un campanario separado do corpo principal»; o la de San Roque, en Combarro, que dispone de un retablo del barroco tardío, así como de un escudo de la corona de Castilla en su parte central símbolo de su vinculación con el monasterio.

Los dos restantes ejemplos están marcados por leyendas. En el caso de la capilla de la Virxe da Renda, también en la parroquia de Combarro, se dice que unos pescadores rescataron una imagen de Nuestra Señora de Gracia que era venerada en Tambo y que había sido arrojada a las aguas por los piratas de Francis Drake. Por su parte, sobre la ermita de San Martiño pesa la tesis de que con su construcción se cristianizó un templo pagano, aunque más documentado está el hecho de que «posteriormente se converteu en convento das monxas benedictinas». Se trata de un templo relacionado con la leyenda de Santa Trahamunda, cuyos restos se guardan en la capilla del Cristo del monasterio y sobre la que se afirma, a grandes rasgos, que fue raptada por los moros, trasladada a Córdoba, torturada y rescatada por ángeles que la depositaron en la isla de Tambo en una noche de San Xoán.

Otros ejemplos de arquitectura religiosa los configuran la capilla de San Antón de Padua (A Caira) y las iglesias de San Bernardo, Santa María de Samieira y San Gregorio de Raxó.

En cuanto al patrimonio etnográfico y la cultura popular, ambos están íntimamente vinculados «á cultura campesiña e mariñeira tradicional de Galicia». Tal vez el ejemplo más claro se encuentre en los molinos -Poio cuenta con una ruta por Samieira, así como se están rehabilitando otros en A Freixa y los que se encuentran a lo largo del Rego do Mouro-, que «son manifestacións tanto dun oficio e dun saber facer (...) como dunha cultura popular asociada a estas labores».

En este ámbito, el Seminario no solo alude a los molinos, sino que también incide en que otras manifestaciones -las fiestas, la división del tiempo o las herramientas-, tanto de esta cultura como de la marinera -artes de pesca, tradiciones, modo de vida...-, «son igualmente interesantes de cara a un aproveitamento turístico».

Lavaderos

En cualquier caso, en este punto, el informe no duda en reconocer que «a xoia da arquitectura popular de Poio atópase en Combarro». Todo «un símbolo da tradición popular galega», ya no únicamente por los hórreos sino también por los cruceiros -junto con fuentes y lavaderos, «outro elemento de interese do municipio»- y las casas marineras. En el este marco, el informe resalta que Combarro dispone de 56 hórreos, treinta de los cuales están «en plena liña de costa».

En total, Poio cuenta con medio centenar de lavaderos y de 43 fuentes, así como un reconocido peto de ánimas en Sineiro y de unos pombales en Raxó y en San Xoán.

En el plano de la arquitectura civil y de cara a su potencial turístico, el informe subraye la existencia de varios pazos, «situados maioritariamente nas parroquias de San Xoán e San Salvador». El Pazo de Besada, el de Casal, el de Gracia, la propia casa consistorial, la casa de Cea Naharro, la denominada Casa de Colón, son algunos de los ejemplos a los que señala el Seminario Carlos Velasco en su obra Bosque, emprego e turismo, dirigida por José Pérez Vilariño.

Ya por último, el informe no deja pasar la ocasión de subrayar los «importantes» restos arqueológicos del municipio, «entre os que destacan os numerosos petroglifos que se estenden ao longo e ancho da súa xeografía». Añade, en este punto, que en su mayoría proceden de la Edad de Bronce y que tienen «un gran valor, como o demostra o feito de que algúns deles fosen declarados Monumento Nacional, como a Laxe das Lebres e a Pedra Grande de Montecelo, situado no lugar de A Caeira (...), na parte Este do Monte da Tomba».

Precisamente en este espacio se encuentran otros restos «que axudan a comprender as orixes do municipio». «Trátase -añade a renglón seguido- de mámoas e conxuntos megalíticos do Neolítico, que xunto cos petroglifos antes citados, darán lugar á área arqueolóxica da Caeira, un proxecto que se está desenvolvendo e que ten como obxectivo a posta en valor destes restos». Lo cierto es que «as mámoas do Monte de Mon, de Campelo, e os castros da Sividá e de Campelo completan, xunto a outros restos que na actualidade se atopan no Museo de Pontevedra, o legado arqueolóxico deste municipio».