Alberto Núñez Feijoo estuvo ayer de paseo por A Rúa antes de participar en el mitin del PP en O Barco
05 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Llegó con cuarenta minutos de retraso, pero a nadie pareció importante (o al menos nadie dijo esta boca es mía). Y él, político experimentado, decidió optar por regalar sonrisas y hacer como si nada hubiera pasado. Y todos tan contentos, sobre todo aquellos que sabían que Alberto Núñez Feijoo iba a estar por la plaza del Concello de A Rúa sobre las ocho. Eran las nueve (porque antes mantuvo una reunión de apenas cinco minutos con interventores y apoderados del PP) y la gente esperaba, cámara (o móvil) en ristre, para hacerse la foto. Nadie mentó tampoco el retraso.
Fotos, besos para ellas y apretones de manos para ellos, siempre con un «hombre, amigo, me alegro de verte» en la boca que encandiló a más de uno y de una. Detrás, siempre dos pasos por detrás, los candidatos, Celso Delgado y Carmen Leyte, pasando totalmente desapercibidos. Más conocido Baltar hijo, que, de todas formas, no recibió ni una mínima parte de los besos y abrazos que se llevó su padre cuando, hace dos años, estuvo de visita en el mismo lugar acompañando a Mariano Rajoy. Más de uno preguntó por el presidente de la Diputación.
Pero todavía faltaba el guiño final de Feijoo a Valdeorras, el guiño a la tierra. Estando en plena denominación de origen, el bar fue parada obligada para tomarse un vino. Un vino, no; un godello. Fue a todo lo que dio el tiempo, que iba justo; antes de marchar hacia O Barco, donde, ya terminado el mitin, volvió a ser el centro del deseo. De nuevo fotos, de nuevo besos a ellas y abrazos a ellos. De nuevo la sonrisa. Esta vez, eso sí, había llegado puntual.