El sacrificio de un joven del rural que quiso seguir su vocación musical
04 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Nació en un pequeño pueblo de la montaña ourensana en el que viven tan solo tres vecinos y a los siete años ya tocaba la gaita en al banda de A Veiga. A los diez comenzó sus estudios en el Conservatorio de O Barco, a los 11 participaba en su primer campeonato nacional como solista y a los 13 ya sabía que el saxofón iba a ser su mejor arma. Con 18 se convirtió en profesor de gaita la escuela barquense. Podría haber escogido cualquier carrera -el 8,9 con el que pasó la Selectividad se lo permitía, su expediente académico es de los que desearía cualquier padre y además le gusta estudiar-, pero Adrián quiere labrarse el futuro como profesor y concertista.
-¿No hubo presiones para aprovechar ese cerebro para otra carrera?
-La verdad es que no. Tengo mucha suerte con mi familia, que se ha sacrificado por mi y se lo tengo que agradecer todo. Yo salía de mi casa a las ocho de la mañana y regresaba a las diez de la noche. Desde A Veiga hasta el instituto de Viana eran 25 minutos; y desde allí venir al conservatorio barquense otros 40 minutos y luego volver a mi pueblo que eran otros 50 minutos. Mi madre salía de dar comidas en el restaurante de A Veiga, iba a buscarme al instituto a veces hasta sin comer ella, me traía a O Barco y esperaba por mí para llevarme a casa.
-También era un sacrificio para alguien tan joven. ¿Nunca dudó?
-No, aunque no digo que no fuese duro. Llevo los últimos cuatro años comiendo de bocadillo, pero esto es lo que me gusta, lo que me llena y lo que quiero hacer, y si se da la circunstancia de que vivo aquí y las carreteras son lo que son y las opciones formativas también son limitadas, pues hay que sacrificarse.
-Sus profesores hablan maravillas de usted pero, ¿podrá progresar y aprovechar ese talento si no se marcha?
-Aquí todo es más complicado, hasta para ir a escuchar algún concierto o una ópera. Se que desde una zona apartada de los círculos musicales y de las grandes ciudades como es esta es todo más difícil, pero no me desanimo.
-¿Cómo se ve en el futuro?
-A mi me gustaría compaginar la docencia con el concertismo y también seguir con el grupo de saxofones que tenemos en Ponferrada, con mi profesor Manolo Prada. De momento me voy para Coruña porque acabo de aprobar el acceso para el ciclo superior, y allí intentaré buscarme la vida, pero sin dejar de dar clases aquí.
-¿Se imagina formando parte de algún grupo famoso?
-Por soñar, me gustaría tocar con Arno Bornkamp, que para mi es el mejor. Pero con los pies en la tierra, no hay muchas opciones en el aspecto que a mi mas me gusta que es el clásico, porque hay muy pocos cuartetos o grupos en esta modalidad. Siempre queda la opción de dar conciertos como solista o integrarme en algún grupo de cámara..
-¿Le queda tiempo para salir de marcha y relacionarse con gente de su edad?
-Teniendo en cuenta que en mi ayuntamiento no hay ni media docena de jóvenes y que hay que bajar a O Barco para estar en esa marcha, tampoco creas que salimos tanto como puedan hacer otros. Además las relaciones que haces en el instituto se van perdiendo porque no somos todos del mismo lugar y cada uno va para un sitio al terminar. Pero claro que salgo con una pandilla que la mayor parte por cierto, somos familiares (ríe), y bajamos a O Barco.
Nació en el pueblo de Curra, en el municipio de A Veiga, hace 21 años. Terminó el Grado Profesional de saxofón este año y lleva tres como profesor de gaita en O Barco.
Le encanta coger el coche y viajar (en general aprovecha para acudir a algún concierto). Sus pasatiempos el resto del año son la pesca, la caza y la literatura.