Fue profesor de griego de generaciones y presidió la sociedad Albor
21 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.El amor a las lenguas clásicas lo lleva en los genes. Paulino Izquierdo (Ourense, 1944) es hijo de un funcionario de prisiones que también fue profesor de latín y griego. Encaminó sus pasos a la docencia pero su experiencia fue agridulce, hasta el punto que adelantó su jubilación como profesor de instituto. «Yo disfrutaba enseñando, pero eso era antes». ¿Dónde sitúa ese «antes»? Cuando observaba interés en el alumnado, cuando la responsabilidad del estudiante era distinta y cuando los valores de la sociedad eran otros. A fin de cuentas, él resume su ejercicio docente con una frase de amarga interpretación: «estuve cuarenta años como docente y solo a ratos fue feliz».
Paulino Izquierdo estudió en las universidades de Santiago y Salamanca y pasó cuatro décadas en las aulas de varios institutos. Sigue lamentando que hoy los muchachos de la ESO «cometan muchas faltas de ortografía» o que tuviese que ponerles dictados, como en los viejos tiempos «y aún después de corregirlos algunos seguían teniendo faltas».
Responsabiliza de la degradación de la enseñanza a los responsables políticos y a los padres. Rememora frases de algunas madres para enmarcar su opinión: «Alguna me decía que por lo menos asustase a su hijo porque ella ya no podía con él. Así está la enseñanza». Culpa a los gobiernos de reformas ineficaces y «en España se ha destrozado el bachillerato».
La historia
Paulino Izquierdo es, pese a estar jubilado, una persona estudiosa y activa. Con frecuencia publica estudios e investigaciones sobre la historia de Ourense, que él afirma «conocer bien». Fruto de ese amor por el pasado y los personajes con esencias históricas posa en la foto al lado de las esculturas de Ramón Cabanillas y Ramón del Valle Inclán.
Ha canalizado siempre sus inquietudes culturales de muchas maneras, sobre todo siendo presidente de la sociedad cultural Albor de O Couto durante 25 años. La entidad ha supuesto un empuje para el dinamismo social del barrio y él está orgulloso del camino recorrido.
Sin embargo, no deja de reconocer que este tipo de sociedades están en un momento delicado «porque los jóvenes no participan y los socios se hacen cada vez más mayores». Paulino Izquierdo ha enraizado en O Couto, «un barrio que sigue teniendo arraigo, con gente muy familiar».
Sobre la ciudad hace comentarios encontrados. Dice que le gusta pero lamenta «lo poco explotada que está». Insta a los políticos a que actúen en campos como el consabido termalismo, pero no confía mucho en ellos, la verdad. A él le vinieron a buscar todos los partidos para participar en varias elecciones y siempre les ha dicho que no, tal vez porque quiere seguir volando libre, sobre todo ahora, ya jubilado.