Reflexiones en clave de Aute

x. m. r. OURENSE / LA VOZ

OURENSE

El cantante, poeta y pintor impartió una charla en el Liceo

05 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

A la tercera fue la vencida. A Luis Eduardo Aute se le cruzó el destino en dos ocasiones para impedirle acudir al Liceo de Ourense: la primera para presentar el poemario de su amiga Montse Villar y la segunda para participar en los Encontros Literarios «en la primera no recuerdo que pasó y en la segunda fue cuando se me cayó una caja encima de la rodilla y acabé como el doctor House, aunque solo tuve que llevar bastón una semana». Ayer pudo, por fin, romper el maleficio y resolvió de una tacada: impartió la conferencia sobre Música e literatura del ciclo de los Encontros y lo hizo en compañía, y con la presentación, de su amiga la poeta Montserrat Villar.

La escritora de Cortegada, y profesora en Salamanca, centró su intervención en destacar las «infinitas melodías» y letras que fue descubriendo de la mano del cantante y se refirió a la «pasión que imprime a sus obras de arte, tanta que llegan a tener vida. Y tanta vida que las ha llevado al cine en un mundo de fantasía libertaria». Montserrat Villar aludió a la «genialidad de su poesía» y declaró sentirse afortunada por compartir amistad «con esta persona que es todo cercanía, sencillez y humildad apabullante. Un amigo para el que invente la palabra Agradicia: amistad, gratitud y ledicia».

Luis Eduardo Aute reconoció que escribir el prólogo del libro de Villar «no fue fácil por tratarse de una obra de arte». El artista defendió que «música y poesía es lo mismo para mí: es ese estado de ánimo, ese punto de vista tras una lectura. El artista debe aportar una mirada distinta de la realidad, a ratos lo hace con la poesía, a ratos con la música. Las cosas o tienen poesía, o música, o no tienen nada». Aseguró que escribe poemas y canciones «en un intento de rozar la música» y que «a pesar del eterno fracaso, no dejaré de intentarlo». También se mostró convencido de que «el artista está más cerca del manicomio que de la Academia. El artista tiene poco de intelectual, es más bien un enfermo mental que se comunica con estos medios de expresión».