Un hombre controvertido dentro y fuera del partido

OURENSE

12 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

No resulta sencillo dibujar en pocas líneas el perfil de uno de los políticos más veteranos y controvertidos de la historia reciente ourensana. Un hombre nacido en Ordes, que aterrizó en Valdeorras en 1956 con 21 años y que desde julio del 57 ejerció como secretario de la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos de Vilamartín y corresponsal de la Obra Sindical de Previsión Social.

En 1972 recibió la llamada del entonces gobernador civil para que pidiese la excedencia y asumiera la alcaldía. Así comenzó su carrera política, que además de revalidar durante 36 años como alcalde con mayoría absoluta (con UCD y luego con AP y PP), le llevó a presidir la mancomunidad y al escaño de diputado provincial. En el entreacto, aplausos fervorosos de unos, y críticas y denuncias de otros.

En su currículo consta el haber sido impulsor de la primera residencia de ancianos del oriente ourensano y posteriormente el presidente de la Fundación Valdegodos -hoy con varios centros-; o del primer puesto de la Cruz Roja de la comarca, aprovechando que A Rúa y O Barco habían entrado en disputa por este servicio.

Y es que, si algo reconocen a Candal tanto sus devotos como sus detractores, es su habilidad para sacar provecho de la rivalidad eterna entre las dos grandes villas para lograr beneficio. Un beneficio que unos achacan a su interés por Vilamartín y otros a un exagerado afán de poder.

No tuvo reparos en levantar ampollas incluso en su propio partido para lograr lo que se proponía. Fueron sonadas las críticas a compañeros de la comarca por las luchas internas, la bronca con Tomás Pérez Vidal cuando éste ejercía de conselleiro de Agricultura -«le importa un pimiento los que tienen necesidad de ayuda», declaró a la prensa Candal entonces-, o la advertencia a Fraga de que los votos de Vilamartín se irían con él aunque se pasase al PC.