La declaración de Zona de Protección de Aves añade más incertidumbre al sector

OURENSE

20 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Esta podría ser la última cosecha de patata en A Limia antes de que se instale la declaración de Zona de Especial Protección de Aves en la comarca. La Xunta envió a principios de este verano a la Comisión Europea su última propuesta que enmarca esa figura de protección en 6.928 hectáreas (de las 80.000 que integran la comarca) y señala otra zona periférica de protección cuya extensión no ha trascendido pero para la que se establecen medidas compensatorias.

Los agricultores y los sindicatos agrarios se oponen a esta declaración, que lleva más de nueve años de retraso. Pero hasta el momento no han conseguido por parte de las distintas administraciones autonómicas que han pasado por la Xunta ni compromisos para garantizar que no afectará a la actividad agrícola, ni aclarar cómo les influirá. En realidad lo único que ha cambiado en todo este tiempo son las posiciones de los partidos políticos, que han ido alternando y suavizando su nivel de oposición o apoyo a la Zepa en la misma medida que ocupaban o abandonaban el gobierno.

La polémica y el lenguaje

El conflicto entre agricultores y la Xunta se alimenta en la falta de información -ningún gobierno ha tenido la valentía suficiente para hablar con claridad de lo que implica el proyecto en todos sus aspectos- y se entretiene con juegos de palabras y la dilación en los plazos.

El anterior ejecutivo bipartito se vio obligado a afrontar el asunto tras la sanción de la UE a España en 2007 por no haber finalizado las declaraciones de Zepa. El actual, del PP, ha tenido que presentar su propuesta por haberse cumplido en marzo del 2009 la moratoria de un año solicitada a Europa por el bipartito.

Se suponía que esa moratoria serviría para modificar el territorio afectado (la propuesta inicial del PSOE alcanzaba 10.000 hectáreas), los distintos grados de protección y otras normativas como la que afecta a las construcciones en la Red Natura.

El enfado de los agricultores se sustenta también en la insistencia de la Xunta (la anterior y la actual) en asegurar que garantizará los «usos tradicionales».

Les parece un desconocimiento lamentable de la realidad. A Limia no cosecha patata o cereal a mano. Es la comarca agrícola más potente de Galicia gracias precisamente a la alta mecanización de las explotaciones, y eso poco tiene que ver con los «usos tradicionales».