Con mucho mimo entre fogones

VERÍN

Hace más de cuarenta años que Pilar y José abrieron el Zapatillas y ahora la hija, Mavi, ha tomada las riendas de este restaurante de referencia

16 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Quedan pocos lugares como el Zapatillas y menos personas como María del Pilar Álvarez López. El 19 de agosto de 1967 abrió en Verín el que es hoy lugar de referencia gastronómica . Comida tradicional y de autor, porque Pilar ha ido a lo largo de todos estos años confeccionando una carta salida de su pasión por la cocina, que se acompañaba por el servicio que desde el comedor prestaba su marido (recientemente fallecido) José Pérez López. «Toda comida casera. Yo hacía 12 ó 13 primeros. El menú completo tenía hasta 20 platos», relata ante la mirada de su hija Mavi, que ya ha tomado las riendas del negocio, ahora Casa Zapatillas.

Comenta Pilar -con el asentimiento de Mavi- que nunca tuvo vacaciones. «Venía mucha gente, sobre todo viajantes. Había días que servíamos 200 comidas y eso se dice muy pronto. Nos acostábamos a las cuatro de la mañana y a las siete ya estábamos en pie».

Pilar recuerda que con seis años ya hacía algún plato en la cocina. Del negocio de sus padres salió su devoción. Mavi, la hija, nació entre los fogones, aunque de pequeña acompañaba a su padre en el servicio de comedor. «Hice magisterio pero siempre tuve la idea de quedarme aquí, en casa», subraya.

Negocio en casa

Sus padres -sin embargo- no fueron partidarios de la idea de su hija única. Quizás una profesión demasiado esclava, pensaron. Pero lo cierto es que Mavi tenía el proyecto en la cabeza y muy claro. «Si ya tienes la idea en la cabeza y lo vas a montar (el negocio), pues móntalo en casa», le dijo entonces su padre. Tras la jubilación de Pilar y José -y después de un año en obras-, el Zapatillas ha vuelto a resurgir. Mavi se considera más repostera que cocinera y aunque de pequeña el comedor era su sitio ahora asegura: «Una persona con un negocio como este, debe estar en la cocina». Y ese es el secreto del Zapatillas. Una comida realizada desde el principio, con mimo, cuidando los ingredientes -siempre de la zona- y guisados despacio, con todo el tiempo del mundo. «Mi madre tiene toda la paciencia del mundo para hacer croquetas. Sin embargo yo puedo estar horas preparando un guiso», dice Mavi.

Reapertura

En octubre del 2008 reabrió el Zapatillas y allí estaba la misma gente que antes. «Al principio lo abrimos tipo tapeo, pero enseguida la gente nos demandó el Zapatillas de siempre». Pilar observa a su hija mientras habla. Ella sigue estando en el Zapatillas, aunque no trabaje. Y se agradece. «Siempre le consulto todo. La experiencia en esto es un grado», dice Mavi.

¿Por qué zapatillas? Un pariente de José repartía el correo en Verín y lo hacía en zapatillas. Aunque habían pensado en el nombre de Pérez para el restaurante. «Todavía no habíamos encargado el cartel, pero la gente ya decía 'vamos al del zapatillas'».

Por un momento Pilar piensa en los comienzos y asegura sentirse muy orgullosa, aunque relata que su vida ha sido únicamente la cocina: «Empezamos desde cero y fuimos pagando poco a poco todo con el sudor de nuestra frente. En realidad sólo salíamos de la cocina para pagar». Mavi, sin embargo, asegura que eso no es vida, aunque la suya también se encuentre entre fogones.