Un albariño uruguayo con raíces ferrolanas

OURENSE

14 ago 2009 . Actualizado a las 11:55 h.

Mientras el albariño sigue ganando adeptos en Estados Unidos, el paladar de los uruguayos comienza a familiarizarse con este vino gracias a las Bodegas Bouza, un negocio con raíces ferrolanas que cada año saca al mercado unas cinco mil botellas de su particular versión del blanco gallego.

Pero para contar bien esta historia hay que remontarse a 1954, cuando Juan Bouza, de A Capela, y Socorro López, de Narón, decidieron cruzar el Atlántico en busca de mejor fortuna. El matrimonio residía en Ferrol y su vida transcurría plácidamente, sin tener que apretarse demasiado el cinturón. «Mi marido trabajaba en Astano, pero un tío mío que vivía acá nos animó a venir y decidimos probar suerte», cuenta desde Uruguay Socorro, ahora con 82 años.

Los primeros tiempos fueron duros, pero finalmente la suerte les sonrió. Juan consiguió emplearse como mecánico en una fábrica de pasta. En 1959 montó en la ciudad de Las Piedras su propia fábrica, La Sibarita, y años más tarde, con la ayuda de su hijo Juan Luis, el matrimonio consiguió revolucionar el mercado con un tipo de pasta fresca que exportaba a cuatro países. La familia -a la que también se unió Elisa Trabal, la mujer de Juan Luis- se lanzó al mercado de comidas y pizzas congeladas.

Juan y Socorro se retiraron en 1996, pero su espíritu emprendedor les empujó a abrir dos fábricas de pan y tapas de empanada y, además, animaron a su hijo Juan Luis y a su nuera a montar una bodega en las afueras de Montevideo.

La primera vendimia fue en el 2003 y actualmente la bodega saca al mercado cinco variedades de vinos, «una por cada hijo que tenemos», explica Elisa orgullosa. Además de albariño, las Bodegas Bouza producen chardonnay, merlot, tempranillo y tannat.

Por lo que cuentan, el albariño se está introduciendo bien en Uruguay. «A pesar de que la gente no lo conoce demasiado, gusta mucho por su frescura y acidez», apunta Elisa. Y aunque no es exactamente igual al gallego, «mantiene su tipicidad». Además de Juan Luis y Elisa, en la bodega ayudan sus cinco hijos: Agustín, José Manuel, Lucía, Luis y Juan Pablo.