«Soy más cura que periodista porque no tuve más remedio que elegir»

Antonio Nespereira

OURENSE

El hijo del chófer de los bomberos acabó siendo monaguillo, luego cura y pasó décadas en la trinchera de la noticia

17 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Es frecuente que un hijo se mire en el espejo de su padre, incluso le imite profesionalmente. Si fuese así, Pedro Gómez Antón sería chófer del camión de los bomberos de Ourense, como su progenitor. Pero es cura y periodista, profesiones ambas de las que se suele salir bastante chamuscado. El actual párroco de la parroquia de Cristo Rey, en As Lagoas, es una persona afable. Ojillos azules, andares de paso muy corto, pelín encorvado y risueño. Una risa breve -como si hacerlo a mandíbula batiente fuese pecaminoso-, pero espontánea. De los personajes con sotana -él no la lleva de paisano- es difícil recoger afirmaciones rotundas, hay que matizarlas siempre.

Pedro viene desde abajo. Al sacerdocio desde monaguillo. Paseaba con soltura las vinajeras por la iglesia de Santa Eufemia o la catedral. «Ayudaba a misa a don Antonio Rey Soto que únicamente nos quería a nosotros como ayudantes», dice. ¿Y quién era el otro? Nada mas y nada menos que Alfonso Sobrado Palomares, otro periodista ourensano, que presidió la agencia EFE e impulsó el nacimiento del PSOE en Ourense en tiempos de la clandestinidad.

Fue convencido a estudiar al seminario, empujado por la vocación en una época en la que «los niños listos de cada familia iban al seminario» y sin que la intención de su padre de que no fuese por el camino del sacerdocio prosperase. Pasó por el seminario en el que había 300 chavales -«fíjate los que hay hoy», apostilla- y ya ordenado inicia el rallye por las parroquias: Coadjutor en Santa Eufemia, Cortegada, Castro de Beiro y As Lagoas, que nace con él, hace ya 25 años.

Está feliz a sus 75 primaveras sin que la jubilación le llegue. As Lagoas es ya uno de sus rincones, al lado del templo, en los locales habilitados para los parroquianos «o al lado de una bellísima sobreira que debe tener 300 años, un árbol extraordinario» a cuya sombra se cobijan sus vecinos en el verano. Pedro Gómez da la comunión pero él no comulga con ruedas de molino. Mantiene fresco cierto espíritu crítico, incómodo en tiempos con la jerarquía eclesiástica. El obispo Ángel Temiño le tuvo «fichado», pero la cosa no fue a mayores. «Siempre hay tensiones, como en su momento con algunas cosas emanadas del Concilio Vaticano II, pero no me considero un cura rebelde». Pero sí de izquierdas, tal vez. Él y el polémico prelado Temiño no se profesaban muchas simpatías, porque «era una persona muy rígida, muy tradicional, aunque le valoro la gran capacidad de trabajo que tenía y yo tampoco tuve muchos problemas», recuerda.

Periodista

Guarda grato recuerdo de su etapa periodística como los informadores guardan imborrables recuerdos de Pedro en el tajo de la noticia. Cultivó múltiples géneros, colaboró en todos los periódicos de Galicia y confiesa especial cariño por la radio, ese medio de mensaje instantáneo, a veces efímero e ingrato pero cálido como ninguno.

En la década de los 50 se asoma a los micrófonos y se pondría ante los de todas las emisoras del dial ourensano. Radio Popular, La Voz del Miño y por supuesto, Radio Ourense, estación a la que dedicó 18 años de su vida hasta 1988. Como informador pasó también por las incomodidades de la censura en la época franquista, pero no cuenta aquellos pasajes con el acentillo de la heroicidad con la que jalonan su currículum algunos profesionales de los medios.

Él, recuerda, «tenía que informar, tenía que contar las cosas como sucedían y lo que le interesaba a los oyentes, pero eso parecía que no le gustaba a alguna gente del poder». Toda una sencilla declaración de intenciones que sigue hoy más vigente que nunca, en donde los medios viven en una libertad de expresión más formal que real. Pedro debió escuchar lo mismo que su tocayo el Apóstol: «Tú eres Pedro y sobre ti edificaré mi iglesia». Y llegó un momento que tuvo que elegir entre sus dos amores. Sigue en el templo: «Soy más cura que periodista. No tuve otro remedio que elegir».