Decenas de niños de la capital se quedan sin actividades este verano

OURENSE CIUDAD

15 jul 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El Concello de Ourense se encuentra actualmente obligado a solventar el problema que representa el desbordamiento de la demanda con respecto a la oferta de las diversas actividades lúdicas y formativas que ha previsto para este verano.

Con más de 750 niños inscritos en el proyecto que ha puesto en marcha la Concellería de Educación, y con una lista de espera considerable, se vislumbra el hecho de que a pesar del aumento de aulas, profesionales y bibliotecas dedicadas a este fin didáctico y también de diversión , son muchos los padres que esperan pacientemente a que se les otorgue una plaza donde confiar de forma segura el tiempo libre del que gozan sus hijos.

Las plazas disponibles, repartidas entre colegios de educación primaria, institutos, aulas de cultura y naturaleza y bibliotecas se llenan desde primera hora de la mañana de entusiasmo y ansias de atención. Sin embargo, y según los datos de espera facilitados por el gobierno local, los recursos se muestran aún escasos para ofrecer un servicio de calidad a todo aquel que ya ha acudido, por vía telefónica o de modo presencial a solicitarlo a la administración.

Se trata de complementar el tiempo de ocio de un sector que se descuida en esta época de verano, y que a pesar de los niños que quedan por atender resulta, en voz de la concejala, Ana Garrido, «una apuesta muy importante al haber cubierto ya en cualquier caso un número amplio de niños atendidos cuyas edades comprenden desde los los 4 hasta los 18 años.

Asimismo, «se muestra satisfecha con la buena acogida de la iniciativa, y por el seguimiento de tales actividades», manifestando que de algún modo el desbordamiento de la demanda es signo de aceptación del proyecto estival.

Sea como fuere, el hecho de que la infancia necesita una atención mayor en esta época del año ha quedado patente, bien por la satisfacción de las familias, que encuentran un modo saludable de entretenimiento para los pequeños, como por el hecho de que este servicio no debería ser negado a ningún niño en aras de velar por una infancia que supera la programación televisiva y los videojuegos. Y porque, según afirman los propios profesionales que atienden dichas actividades, «si en otra época se podía salir a la calle a jugar con total seguridad, en los tiempos que corren los niños deben contar con otro modo de entretenimiento adaptado a sus necesidades».