Veinte deportistas acompañaron a Saturnino González en la tradicional subida en Canedo

La Voz

OURENSE

02 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Y mientras la ciudad se desperezaba, Saturnino González ya estaba pedaleando. Acompañado por una veintena de colegas cumplió por decimoquinta vez con la tradición de subir la costiña de Canedo en bicicleta y con su inseparable bandeja repleta de doce copas. Una por cada mes y para brindar en la cima de la endiablada cuesta, Saturnino cumplió su objetivo y no falló pese a un inoportuno virus. No se notó. A ritmo desde abajo y enseñándole la rueda a sus compañeros de aventura, que optaron en su mayoría por correr. «Quero convertirlo nunha gran tradición. É a miña maneira de comezar o ano», aseguró Saturnino González.

En poco más de quince minutos superó la pendiente que separa Canedo de la iglesia de Castro de Beiro. En total, son 3,4 kilómetros. «É moi dura. Ademais onte non puiden cear», señala el ciclista-camarero que ya demostró de lo que era capaz cuando retó a los ciclistas de La Vuelta y subió el temido Anglirú asturiano con sus inseparable bandeja de hostelería reglamentaria. Todo un reto, ya que al exigente esfuerzo de superar las pendientes de una cuesta que pondrían en apuros a más de un profesional, Saturnino tiene que sumarle el hándicap de hacerlo con una bandeja. A la dificultad de mantener el equilibrio para que no se rompan las doce copas, se le añade la de llevar todo el peso de la ascensión ciclista con una mano. El secreto: dedicación, arte y muchas horas de entrenamiento.

Avituallamiento

A medida que avanzaban los poco más de dos kilómetros de pura cuesta, cada uno de los veinte deportistas que optaron por iniciar el año de este peculiar modo iba encontrando su ritmo. Sin prisas y siguiendo la estela de Saturnino González, que iba custodiado en el coche escoba por el doctor Rosendo Luis Fernández. En el maletero, chocolate para evitar posibles «pájaras» y el cava para brindar en la cima por el logro y por un año lleno de salud y éxitos profesionales.

También tomaron un sorbo de cava por el ciclista-camarero que está detrás de una peculiar cita deportiva que ya cuenta con quince años de historia. A la finalización todos aseguraban que repetirán y confían en que en la próxima edición sean más los que se animen a comenzar el año haciendo deporte. Seguro que ya quemaron las calorías de más de la cena de Nochevieja.