Los servicios de control de tráfico del Concello de Ourense podrán comenzar a testar desde hoy si se cumplen los negros presagios que aventuraban con la apertura de la conexión a la autovía A-52. La opacidad que evidenciaron tanto Fomento como el gobierno local al silenciar hasta última hora la apertura del acceso retrajo a muchos conductores, que desconocían su puesta en marcha. De todos modos, el verdadero impacto de la infraestructura se notará a la vuelta de unos días.
Un estudio encargado hace meses por la Policía Local ourensana para hacer las estimaciones de circulación establecía unas densidades que el cuerpo municipal tildó en su momento de muy problemáticas, con situaciones próximas al «colapso» de los viales próximos, sobre todo la zona de Os Remedios.
Los aforos realizados a lo largo de varios días establecían un ritmo de entrada a la capital por el emplazamiento del acceso centro de casi 19.000 vehículos diarios sin que este equipamiento estuviese abierto. Los cálculos establecían que por la avenida Pardo de Cela, en la confluencia con Progreso, podrían circular unos 4.000 automóviles más. En este escenario, la Policía Local hablaba de «congestión circulatoria» en las proximidades de las zonas citadas.
Medidas paliativas
Además de determinar las dificultades que tendría la apertura del vial, el estudio de la Policía Local dejaba en manos del grupo de gobierno la adopción de unas medidas correctoras que al final no se han adoptado. Una de ellas era la construcción de un paso elevado peatonal para sustituir el paso de cebra de entrada al pabellón de Os Remedios para ganar fluidez y evitar que los coches parasen en el semáforo para que pasasen los peatones. Ese proyecto no está previsto por el Concello a corto o medio plazo, como tampoco parece estarlo la señalización mediante paneles luminosos que informen del estado de la circulación en las vías principales de acceso a la capital.