«Urea iacta est»

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

24 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

He leído con tristeza y estupor la noticia de la muerte de un magnífico magnolio en los hermosos jardines coruñeses de Méndez Núñez. Si la desaparición de cualquier árbol nos debería llenar de tristeza, el sorprendente diagnóstico previo de los forenses vegetales hace este caso todavía más doloroso. El magnolio nos ha dejado víctima de un síndrome urémico, desarrollado como consecuencia de una sobredosis de orín producto del botellón. No habrá consuelo en la familia de las magnoliáceas ante tan olorosa pérdida.

Los parques y jardines históricos, tanto públicos como privados, son un reflejo de la cultura de cada época y, a través de sus diseños y de sus plantas, nos muestran las influencias y relaciones de ese tiempo. Un jardín antiguo es un documento histórico de primer orden, escrito con tinta vegetal, y como tal debería ser tratado. En décadas más recientes, los modernos jardines urbanos nos cuentan los anhelos de las ciudades y, aunque muchos de ellos resulten pretenciosos, constituyen espacios imprescindibles para el disfrute de los ciudadanos. Unos y otros, antiguos o nuevos jardines, son elementos fundamentales de nuestro patrimonio cultural.

Sin embargo, lo ocurrido en los jardines de Méndez Núñez no nos habla hoy de historia ni de cultura. Muy al contrario, nos muestra la necedad de quienes no tienen reparo en orinar con fruición contra un ejemplar centenario que, a lo largo de los años, ha formado parte de su paisaje cotidiano. No se me ocurre delito más grave que atacar de noche a quien embellece nuestros días, ni pena que compense tan fisiológico atentado. Si existiera un código penal vegetal, los autores deberían ser condenados a cadena perpetua, con clases de botánica día y noche.

Las magnoliáceas son una familia de plantas, originaria de Asia y América, frecuentemente cultivadas en nuestros parques y jardines. Se trata en general de árboles, con hermosas flores, que por sus particulares características han sido consideradas por los botánicos como un grupo primitivo dentro de las plantas con flor. Tengo la absoluta certeza de que quienes ejecutaron tan urémica acción ignoraban esa condición ancestral de las magnolias, pero con su fechoría nos han mostrado también el carácter primitivo todavía presente en algunos humanos; solo así se puede explicar ese patético comportamiento.

Por mi parte, solo me resta desear que el magnolio coruñés descanse en la paz que la incontinencia del botellón le negó porque, lamentablemente, en este caso, urea iacta est.