«Diario anónimo» rescata el mundo secreto del poeta José Ángel Valente

d. roldán MADRID / COLPISA

CULTURA

El poeta comienza con este diario cuando tiene 31 años y le acompaña hasta el mismo mes de su fallecimiento hace once años.

08 sep 2011 . Actualizado a las 10:19 h.

Durante sus últimos años, José Ángel Valente (Ourense, 1929 - Ginebra, 2000) se dedicó a tirar papeles. Sabedor de que no le quedaba demasiada arena en el reloj, ya que estaba muy enfermo de cáncer, ordenó sus múltiples anotaciones, facsímiles, libros y cualquier otra cosa que estaba en su poder. Guardó, tiró, revolvió y volvió a tirar. Pero siempre guardó unos cuadernos que le habían acompañado durante más de cuarenta años.

Esos centenares de hojas manuscritas fueron guardadas celosamente por Coral Gutiérrez, compañera sentimental del poeta, durante casi una década. Hasta que se los dio a Andrés Sánchez Robayna, experto en poesía española del siglo XX y editor de las antologías poéticas del ourensano, para que pusiera orden en ese cúmulo de apuntes. Así surgió Diario anónimo, un conjunto de textos que conforman una bitácora gracias a que están fechados. Porque el libro publicado por Galaxia Gutenberg difiere mucho de ser un diario común. Valente hace referencias íntimas u ofrece datos personales dolorosos o hirientes, pero también va más allá. Ofrece su singular versión de una evolución intelectual y creadora durante más de cuarenta años. El poeta comienza con este diario cuando tiene 31 años y le acompaña hasta el mismo mes de su fallecimiento hace once años.

Valente lo firmó como diario anónimo. Una alusión, tal vez un guiño, al cuaderno donde plasmaba sus vivencias. Aunque, con matices. «Es un diario sui generis», comentó Sánchez. «Valente creía que la vida de un poeta no tenía interés. Insiste en que el escritor debe huir de la vida pública e incluso rehuía de las fotografías», indicó.

De la crítica a la admiración

Diario anónimo también muestra al Valente más crítico. No solo consigo mismo, sino con sus propias creaciones. «Poemas a Lázaro es el libro que menos me gusta», llega a decir. Y eso que ganó el Premio de la Crítica catalana en 1960. Asimismo tiene cabida la admiración, como la que siente por el poeta cubano José Lezama Lima.

«Valente creía que la vida de un poeta no tenía interés, que el escritor debía huir de la vida pública e incluso rehuía las fotografías»

Andrés Sánchez Robayna