Lombardi se suma a la cantera de jóvenes directores gallegos

césar wonenburger A CORUÑA

CULTURA

El maestro coruñés, formado en Suiza, pide una oportunidad

21 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El joven director de orquesta Piero Lombardi Iglesias (Estocolmo, 1989) nació en Suecia y hasta los cuatro años vivió en Roma, pero comenzó sus estudios musicales en A Coruña, la ciudad de su madre y la suya también. «Me siento gallego y coruñés, por eso me encantaría poder aportar aquí algo de lo que he aprendido durante estos años», dice. Su primer amor fue el violín, que comenzó a estudiar en el Conservatorio Profesional de esta ciudad antes de marcharse a Madrid con catorce años, para seguir profundizando en el aprendizaje del instrumento con profesores de la Escuela Reina Sofía. Pero a su madre no le parecía suficiente, y en el 2006 se marchó a Suiza para seguir los pasos del violinista Josef Rissin, su maestro.

«Aunque me fui pronto y por eso no conozco a fondo el sistema educativo, creo que España se encuentra en el top europeo de la enseñanza musical en lo que a teoría se refiere. En cambio, a nivel instrumental todavía no estamos a la par que Alemania o Suiza, los ejemplos que mejor conozco», dice el joven músico. En Zúrich, Lombardi no solo encontró a algunos de los mejores profesores de su instrumento, sino un ambiente muy propicio para la música, en todas sus manifestaciones. «Suiza tiene un montón de orquestas, profesionales y amateurs, pero aún estas últimas poseen un gran nivel. Allí hay mucho dinero y se nota, el apoyo económico, tanto público como privado, a la actividad musical es total», asegura.

Vocación auténtica

Además de la Tonhalle, sede de la principal orquesta suiza, y de su histórico Teatro de Ópera, con actividad diaria y uno de los más reputados de Europa, donde trabaja habitualmente una soprano de origen coruñés, Isabel Rey, Lombardi descubrió en Zúrich que, más que el violín, su auténtica vocación es la dirección de orquesta: «La práctica del instrumento es puramente artesanal, requiere sobre todo técnica, y a mí me interesa más el aspecto intelectual de la música, sentirme libre para poder comunicar todo lo que encierra una partitura, no solo una parte». Así que, siguiendo el consejo de uno de sus profesores, se matriculó en clases de dirección, hasta hoy, cuando ya ha completado sus estudios y tiene un primer trabajo. Desde hace unos meses es el director asistente de la orquesta de su universidad, la Akademisches Orchester Zurich, «un conjunto que podría competir con las diez mejores orquestas españolas», asegura. De momento ya ha dirigido varios conciertos en Suiza, como el que en marzo pasado ofreció junto a la Orquesta Musikkollegium Wintherthur con la Sinfonía número 1 de Georges Bizet.

Por ahora, sus oportunidades parecen concentrarse entre el país helvético y Alemania, donde este año fue uno de los ocho directores seleccionados para participar en un programa de práctica orquestal celebrado en Berlín, pero él insiste en pedir una oportunidad en Galicia. Lombardi, que pasa sus vacaciones en la casa familiar de A Coruña y asistirá estos días a los ensayos de Rigoletto para observar de cerca el trabajo del maestro Miguel Ángel Gómez Martínez, sostiene que nada le gustaría más que poder dirigir aquí. Aunque tal como se les gastan las orquestas gallegas con el talento local, tendrá que armarse de paciencia.