José Blecua: «No suspendería a un alumno por acentuar ''truhan'' o ''guion''»

Miguel Lorenci COLPISA/MADRID.

CULTURA

El nuevo director de la RAE confía en duplicar el número de académicas y dice ?que la batalla por el idioma en Internet es «más de calidad que de cantidad»

21 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El libro resistirá el acoso de las nuevas tecnologías y «tendrá una larga vida en la era digital». Lo dice José Manuel Blecua Perdices (Zaragoza, 1939), que toma el relevo de Víctor García del Concha al frente del Real Academia Española (RAE). Académico armado de iPad y Blackberry, cree que la batalla idiomática en Internet «es de calidad antes que de cantidad».

-La RAE cuenta, al fin, con recursos, capital humano y prestigio. Cuáles son sus retos?

-El primero y más complejo, completar la edición del diccionario antes del 2013. Vamos muy justos. Son casi 1.500 páginas y 88.000 entradas, y quedan sin revisar campos de mucha enjundia, en especial en el ámbito científico, un desafío permanente. Es una labor inacabable, pero lo dejaremos aseadito. Falta la Gramática escolar (la chiquita), el prontuario de la Ortografía, terminar la fonética y la fonología, el tercer tomo de la Gramática, del que soy responsable, y el diccionario histórico. Hay segundas ediciones, como la del Diccionario panhispánico de dudas , y están los retos tecnológicos, el nuevo portal. Trabajo sobra.

-Esta casa es como el hospital de la lengua, y ustedes, sus médicos. ¿Cómo anda de salud al paciente?

-Muy bien. La ventaja es que nunca acaba su vida; a pesar de todas las afecciones, la lengua es inmortal.

-Optaron por recomendar y no imponer los cambios ortográficos. ¿Forzados por el barullo que se montó?

-No. Es por el reconocimiento de la variación, que aparece en todas las obras de esta casa. Un mismo elemento tiene nombres y formulaciones distintas dentro de la unidad. Eso lleva a reconocer que la i griega tiene dos nombres. La Academia describe hechos lingüísticos y recomienda soluciones. Quedó muy claro en la Gramática y ha quedado claro en la Ortografía.

-Pero hay imposiciones, como el suprimir algunas tildes. ¿Suspendería a alguien por acentuar «truhan»?

-No, no suspendería a ningún alumno por acentuar truhan o guion .

-¿Ha cometido alguna falta de ortografía?

-Desde luego. Como todo hijo de vecino. Hay palabras dificilísimas y el que tiene boca, o pluma, se equivoca.

-La enseñanza es la base de la lengua, pero no atraviesa su mejor momento en España...

-Así es, por desgracia, cuando la enseñanza es el mejor camino para evitar el deterioro del idioma. Primaria y secundaria son básicas y su fracaso se evidencia en el deterioro del idioma. Además de los problemas de lectura, en este tramo educativo las cifras de abandono espeluznan. Es un fracaso de toda la ciudadanía. Nos jugamos el futuro. Necesitamos tiempo, dinero, formación del profesorado, bibliotecas, prestigio, respeto social a unos maestros que debemos pagar mejor, cuidar y mimar. De ellos depende el futuro de nuestra lengua y del país.

-En la educación superior estamos mejor, pero se ha perdido la relación maestro-discípulo. Ahora hablamos de másteres, pero jamás nombramos a los Ynduráin, Ildefonso Manuel Gil, Ontiñano, Martín de Riquer o Lapesa, a los que usted tanto debe.

-Antes se buscaba a un maestro. Yo vine a Madrid para estudiar con Rafael Lapesa. Ahora eso se ha sustituido por una organización mucho más compleja. No digo que sea mejor o peor. Es distinto.

-En tres siglos de historia, solo siete académicas en la RAE. Ahora hay cinco mujeres entre 43 sillones. ¿Habrá más?

-Seguro. Confío en que muy poco tiempo ese número se duplicará, en que habrá el doble de académicas.

-¿Tiene lector de libros electrónicos el director de la RAE?

-Fui el primer académico con iPad, y acabo de regalarle uno a mi mujer. Como ve, manejo una Blackberry, que, por cierto, hoy echa humo.

-¿Cómo se defiende el español en Internet?

-Muy bien. Pero Internet exige dinero, y mucho. A medida que se incorporan países y más lenguas el pastel cambia de dueño. La proliferación del chino reducirá la presencia de otros idiomas. Pero la cuestión es más de calidad que de cantidad.