Supertramp invoca a la nostalgia con su repertorio mítico

Javier Becerra
Javier Becerra A CORUÑA/LA VOZ.

A CORUÑA

El grupo celebró su 40.º aniversario ante 5.000 personas en el Coliseo de A Coruña

12 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Nostalgia. Receta infalible para tiempos de crisis. Y en la música la crisis es doble: la de todos, la económica, y la suya propia, la del soporte. ¿Solución? Atrapar al fan educado en los viejos modos, el que aún sabe qué es una cara a y una cara b, el que no escatima ante una edición remasterizada en cedé con extras de su grupo favorito y el que, en caso de que le caiga alguna de esas bandas cerca de casa, no duda ante la oportunidad de verla en vivo. Todo con un fin: recordar estos tiempos lejanos que la música logra hacer próximos.

Supertramp pertenecen a ese elenco de nombres. Ya lo demostraron en el 2002 y revalidaron la sensación anoche desde el minuto 1. Como era de esperar, You Started Laughing dio el pistoletazo de salida y puso las cartas boca arriba: pop con ramalazo progresivo, sonido brillante y cristalino -de lo mejorcito que se haya logrado nunca en el Coliseo- y señorío sobre las tablas. Rick Davis, al piano, se erigió en el centro de atención desde el principio. Él fue el comandante de una nave que dosificó los hits para mantener la tensión con la audiencia durante toda la noche.

Tras un arranque en el que cayeron Gone Hollywood y Ain't Nobody but Me , el primer gran momento llegó con Breakfast in America . Precedido de una exaltación de la gastronomía local por parte de Anthony Halliwell, que incluso se atrevió a chapurrear un poco de gallego, logró lo previsible en un clásico, entusiasmar al público.

Ovación

Sí, porque pese al ramalazo roquero de Cannonball o los pasajes de intenciones plácidas de Poor Boy y From Now On , lo que la mayoría de la audiencia buscaba eran esos pinchazos llegados de la que fue su juventud. El aguijón de Supertramp clavó varias veces esa sensación en la piel. Give a Little Bit hizo levantar a más de uno de su asiento -entre ellos, la conselleira de Traballo, Beatriz Mato, cuyo rostro era la imagen misma de la felicidad-. Minutos después sería It's Raining Again la que con su eterna melodía de estirpe de Byrds generaría el mismo entusiasmo. Todo ello, por no hablar de The Logical Song o Goodbye Stranger , con la que el grupo finalizó el concierto en medio de una gran ovación.

De inmediato en el foso y en las gradas se invocaron los «¡oé, oé, oé, oé!», y a los pocos minutos los músicos retornaron al escenario. Primero, delicados, con School ; luego, en clave pop, con un Dreamer que se expandió como una ola de entusiasmo por el Coliseo, y finalmente, con Crime of the Century , que sirviéndose de unas proyecciones espaciales puso el punto y final a una noche a la que pocos de los seguidores de la banda pondrían tacha.

Quienes quisieron llevarse el concierto para casa tuvieron la opción de hacerlo por 25 euros. Ese era el precio de un pen drive en el que se incluía la primera mitad del recital junto a un código de descarga con el que bajarse de Internet el resto. A la salida decenas de devotos de la formación británica se agolpaban en el puesto situado junto a la puerta del recinto interesándose por esta opción. Y cómo no, también por las tradicionales camisetas.

Más de media entrada

La contratación de Supertramp en A Coruña era la gran apuesta de la Concejalía de Fiestas para este año. En el 2002 los británicos habían logrado un lleno hasta la bandera en el Coliseo. Esta vez se esperaba lo mismo. Por ello, para la operación se recurrió a un aval de 400.000 euros con una aspiración: compensar la inversión con la venta total del aforo.

Sin embargo, en taquilla se despachó poco más de la mitad. En el ambiente se comentaba que la gran oferta del Xacobeo obligaba este año a seleccionar los conciertos más que nunca. Eso sí, pocos fans de los que asistieron anoche al Coliseo coruñés se quedaron decepcionados.