El público se entrega a un Sabina que echa mano de sus clásicos en Lalín

M. García LALÍN/LA VOZ.

CULTURA

El intérprete presentó en Galicia su gira «Vinagre y rosas»

09 jul 2010 . Actualizado a las 03:12 h.

Y nos dieron las diez

. Y el pabellón Lalín Arena, de estreno, aguardaba a Joaquín Sabina con impaciencia. No tuvo que esperar mucho. Los acordes melódicos de esta canción empezaron a sonar mientras las luces se apagaban. Con los asientos llenos y ya con el público de la pista agolpándose junto al escenario, Sabina entró mientras sonaba un Por ti, Lili Marlen . No hizo falta más. Los más de 2.800 asistentes se entregaron desde el primer momento, cuando de la voz del artista de la chaqueta de frac y el bombín salieron los versos de Tiramisú de limón, el primer sencillo de su último disco.

Le siguió Viudita de Clicquot . Pero no tardaron en llegar sus temas clásicos, Ganas de ya con guitarra en mano e iniciada solo con su voz. Cuando se había superado poco más de la media hora del concierto, ya todo el público había levantado las manos. Y fue con otro clásico. Por el bulevar de los sueños rotos . El «como llora Chavela» no necesitó decirlo Sabina. Llegaba desde las gradas después de asegurar sentirse orgulloso de que lo llamen gallego cuando está de gira por América. También agradeció su nombramiento como comendador. «Nunca fui tan honrado», señaló, apostando desde el primer momento por que el estreno del Lalín Arena fuera recordado.

Entre los asistentes hubo quien no quiso perder la oportunidad de emular a su ídolo portando un bombín. Algunas los trajeron de casa y había quien, como una chica de Xinzo de Limia, lo lucía con orgullo después de reciclarlo del entroido. Para los despistados, aún había tiempo de hacerse con uno a la entrada. Pero una vez iniciado el concierto daba igual la primera fila delante del escenario que la última de la grada. La vista estaba en un Joaquín Sabina que vio como cada gesto cómplice tenía respuesta inmediata, tanto con sus temas más clásicos, la mayor parte del repertorio, como los de su último trabajo.

Sabina levanta pasiones. No importa la edad. Y ayer, en Lalín, se demostró. Los incondicionales ejercieron. ?Hoy la gira Vinagre y rosas recalará en A Coruña.