«Todos los museos de arte contemporáneo son clónicos»

Alejandro Posilio

CULTURA

22 ene 2010 . Actualizado a las 17:50 h.

Este pintor lucense residente en Madrid es el único español al que le han seleccionado una obra suya para ser expuesta en el último Salón de Otoño de París, Paradoja arquitectónica, que además ha sido galardonada con el premio Gabriel Zendel 2009, que otorga la Fundación Taylor. Además, acaba de inaugurar una exposición retrospectiva en la Casa de Galicia de Madrid.

-¿De qué va la exposición?

-Es una retrospectiva de mi obra de los últimos 15 años, ordenada de una manera no cronológica, porque la cuestión es que se vea la obra por apartados. Hay artistas que dicen que algunas obras del pasado habría que corregirlas, pero yo pienso que no. El artista tiene que asumir todo lo que ha hecho a lo largo de su vida.

-¿Reflejan bien su evolución?

-Sí. Es lo bonito de esta exposición, pues como está también mi última obra, efectivamente se puede comprobar mi evolución. Pero yo dejo al espectador que deduzca cuál es. Mi pintura actual es un poco más simbólica, y uso otro punto de vista, quizá más centrada en la emoción del artista. Mi concepto subjetivo se impone al realismo del que se me acusa. Siempre se me mete en un marco de hiperrealismo, y no es cierto, no lo soy. Pertenezco a la corriente del realismo madrileño que empezó Antonio López.

-¿No es difícil de compaginar dicho realismo con afirmar que su obra expresa sus emociones?

-No. El arte no existiría si no hubiera tensión. No miraríamos un cuadro si no nos produjera una emoción. Siempre pongo un ejemplo básico: dos enamorados están viendo una puesta de sol que quieren plasmar para la historia con una cámara por la emoción que sienten; y cuando revelan la foto no tiene nada que ver. Lo que ellos vieron no es que no sea real, lo que pasa es que el filtro de la emoción hace que ciertos colores, los fríos, desaparezcan de la pupila, y se queden solo los calientes.

-Usted asegura que el realismo no está muy bien visto en España, ¿por qué?

-Si usted encuentra una obra del realismo en Arco me avisa. Es un tema que llevo con mucha carga. Incluso a las galerías se les prohíbe mostrar realismo. El Salón de Otoño de París es tan fuerte o más que Arco, y allí entra cualquier corriente de pensamiento. El realismo español es tan grande que debería tener suficiente peso como para que se le valore. Por ejemplo, en el Museo de Arte Contemporáneo tampoco hay ninguna obra realista.

-¿Pero por qué?

-Porque hay intereses creados. En el realismo se tarda mucho en pintar un cuadro, y no se puede hacer una obra en serie para vender a muchos museos. Todos los museos de arte contemporáneo son clónicos. Siempre queda el consuelo de que el coleccionista compra en verdad lo que le gusta.

-¿Por qué una retrospectiva con 49 años?

-Como gallego que soy, me gustaba exponer en la Casa de Galicia, y poco apoco ha ido surgiendo esta idea, aunque la mejor obra mía no está ahí, porque las condiciones no cumplían las exigencias que nos ponían los propietarios.