Calatrava inaugura en Lieja la estación que construyó una empresa gallega

Juan Oliver

CULTURA

Emesa fabricó en su factoría de Coirós y ensambló en la ciudad belga las 11.000 toneladas de acero del proyecto

18 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El arquitecto valenciano Santiago Calatrava inaugurará hoy en Lieja la nueva estación de tren de Guillemins, su mayor proyecto europeo hasta la fecha y cuya construcción corrió a cargo de un equipo de técnicos e ingenieros de la firma gallega Estructuras Metálicas (Emesa), con sede en Coirós (A Coruña).

La estación, que desde el exterior recuerda a una inmensa raya blanca acostada sobre las vías, y desde el interior al esqueleto de un cetáceo de acero blanco y hormigón, ha costado unos 445 millones de euros, de los que 320 corresponden al edificio y otros 125 a los trabajados ferroviarios anejos. Según el Gobierno belga, la obra es el corazón de un ambicioso plan de renovación urbana iniciado en el barrio que da nombre a la estación, y con el que se pretende invertir el progresivo declive que ha sufrido la ciudad desde que las crisis de la minería y la siderurgia de los setenta acabaron con su condición de núcleo industrial privilegiado.

«Será la estación más grande de Europa, debe ser visible y facilitar el tránsito al máximo», dice Calatrava, que hoy arribará a Guillemins desde Bruselas en el tren de alta velocidad que une Lieja con la capital belga y con ciudades como Colonia, Fráncfort, Londres y París.

Doscientos trabajadores

Desde el inicio de las obras, Emesa ha enviado a Bélgica a cerca de dos centenares de empleados, la mayoría gallegos y algunos de los cuales participaron en su día en la construcción del puente de Rande, la T-4 de Barajas y la Torre Picasso de Madrid. La firma, filial de la multinacional Isolux-Corsán, elaboró y moldeó en su factoría coruñesa de Coirós las 11.000 toneladas de piezas de acero con que cuenta la estructura de la estación, que se transportaron por barco hasta Lieja donde posteriormente fueron ensambladas, instaladas y recubiertas con vidrio.

Precisamente, los técnicos de Emesa destacan que una de las mayores dificultades del proyecto residió en la necesidad de «coordinar al milímetro» los trabajos a pie de obra con la producción de la fábrica de Coirós, ya que, según destacan, los diseños de Calatrava son «muy arriesgados técnicamente» y no dejan espacio alguno al error.

Emesa ya tenía experiencia en armar otras estructuras ideadas por el arquitecto valenciano, con quien había trabajado en la Torre Malmö, en Suecia, y en la estación de ferrocarril de Lisboa. La obra de Lieja, asegura la empresa, ha sido el proyecto más audaz.

Aunque en Bélgica se ha criticado mucho su elevado coste y el hecho de que se encargase el suministro de acero a una empresa extranjera, las autoridades están encantadas con Calatrava, y acaban de encargarle un proyecto similar, aunque más modesto -110 millones- en la ciudad de Mons.