Venezolanos y colombianos son los nuevos líderes de la inmigración en Vigo

Carlos Punzón
Carlos Punzón VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

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Los portugueses son mayoría en toda el área salvo en seis ayuntamientos

28 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La crisis económica que se inició en el 2008 propició un corte en la atracción en Vigo de nuevos residentes procedentes del extranjero que todavía no se ha superado. Cuando estalló la recesión, la mayor ciudad de Galicia contaba con más de 17.000 vecinos procedentes de otros países, y tras llegar a perder 5.000 de ellos de manera abrupta y pasar a dibujar crecimientos y bajadas alternativas, el padrón vigués se acerca de nuevo a las 16.000 inscripciones de foráneos. Y ese crecimiento está muy influenciado por una llegada de mayor intensidad desde Latinoamérica.

El peso ganado por residentes procedentes de países del centro y sur de América les supone haber ganado más de 22 puntos porcentuales en el conjunto de procedencias por continentes en los últimos diez años, acercándose ahora al 60 % del total.

Esa evolución provoca desde el 2020 un cambio en el liderazgo de las nacionalidades extranjeras presentes en Vigo, momento en el que los venezolanos rebasaron en número a los portugueses censados, que han sido en el presente siglo siempre mayoría salvo en el 2004 por un bum en la llegada de argentinos y la apertura de nuevos destinos para la emigración portuguesa, sumida entonces y antes que España en una dura crisis económica.

Ahora, los colombianos también rebasan en tamaño por primera vez a la colonia portuguesa radicada en Vigo, que suma menos de 1.500 integrantes tras tres años de pérdida de efectivos. Venezuela, con 2.133 censados, y Colombia con 1.506 son los nuevos referentes de la inmigración olívica, con Brasil como cuarta procedencia (1.279) y que cierra el grupo de colonias foráneas con más de mil efectivos en la ciudad, cifra a la que ya se acercan también los peruanos y, a más distancia, italianos (la mayoría de ellos argentinos con doble nacionalidad) y rumanos, colectivo que presenta su menor número de integrantes de los últimos ocho años.

Tras portugueses, italianos y rumanos, los franceses son la siguiente referencia europea con más empadronados, como Argentina sigue a las cuatro principales colonias americanas. En ese caso apenas supera el medio millar de censados frente a los más de 1.500 que se habían registrado a comienzos de siglo.

En el conjunto del área metropolitana, el pasaporte portugués sigue siendo el más numeroso en todos los ayuntamientos menos en Cangas, Mondariz-Balneario y Soutomaior, donde las mayores colonias son la de nacionales de Marruecos; Vigo y Moaña, con liderazgo venezolano, y Pazos de Borbén, donde solo diez brasileños son suficientes para convertirse en mayoritarios en una exigua bolsa de inmigración de 37 integrantes, que suponen solo el 1,25 % de su población.

Salvaterra es el concello de la mitad sur de Pontevedra con mayor peso de ciudadanía llegada del extranjero (8,5 %), con portugueses y brasileños como pasaporte más frecuente. Destaca el crecimiento de los llegados de China a Mos, donde son ya el segundo mayor grupo con casi cien personas.

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«No se encuentra dónde vivir en Vigo; hay muchos pisos patera»

«Los inmigrantes llegan a Vigo para trabajar, pero no pueden vivir aquí. No hay quien les alquile un piso, no se encuentra dónde vivir y por eso hay pisos patera de nuevo, sitios en los que vive más gente de la declarada sin que se enteren los dueños». Luisi Motta, peruana de procedencia, analiza desde principios de siglo la perspectiva de la evolución, cambios y problemas que vive la inmigración en la primera ciudad de Galicia. Presidenta de la Asociación Madres Latinas de Vigo, advierte que llegan cada vez más contingentes desde el extranjero y que, pese a empadronarse en la ciudad, la mayoría optan con una frecuencia creciente por instalarse en localidades como Salvaterra, Salceda, O Porriño, As Neves, A Cañiza, Moaña o Cangas, donde hay más posibilidades de acceder a una vivienda a menor precio y donde la vivienda turística aún no acapara la mayor parte de la oferta inmobiliaria. «Vienen cada día a trabajar a Vigo, pero con los bajos sueldos que se ofrecen no hay posibilidad de llegar a los pocos alquileres que se ofrecen», dice.

Mujeres latinas de catorce nacionalidades están presentes en la asociación que preside y que cuenta con espacio prestado en la Casa da Muller. «Para el inmigrante lo más importante es tener trabajo, subsistir y enviar dinero a la familia que han dejado en sus países», dice Motta, que en su caso está casada con un gallego y tiene dos hijos nacidos en Vigo y que se consideran gallegos. Ambos han emigrado también para formarse y trabajar. «Son inmigrantes dos veces», expresa.

«Cada vez surge más aquí situaciones de gente muy mayor que vive sola y con pensiones muy bajas que dan habitaciones en sus casas a cambio de compañía y cuidados», cuenta Luisi Motta, quien ayuda a conectar a las personas con ambas necesidades. «El campo ya no se trabaja en Vigo y alrededores y ahí también están surgiendo oportunidades para la inmigración, aunque en muchos casos camuflados, pues también hay gente mayor que pasa necesidades y no les pueden dar de alta como trabajadores para limpiar sus campos, plantar o recolectar. Da pena ver como se despuebla el rural gallego, con lo rico que es», lamenta la presidenta de Madres Latinas.

Respecto al trato que recibe la inmigración en Vigo y en Galicia en general, Luisi Motta alude a «un racismo silencioso», de baja intensidad, aunque concluye indicando que los gallegos son «entrañables» en su mayoría con el de fuera, aunque prefieren ayudarles sin que lo sepan en su propio entorno, añade cuestionándose esa actitud.

«La inestabilidad política vuelve a expulsar a gente de Latinoamérica»

Manuel Pérez, referente de la colonia venezolana en Vigo y en Galicia, donde preside la federación de asociaciones de inmigrantes de su país, estima que gran parte de la inmigración latina que está llegando viene motivada por «miedo al giro de sistemas políticos que se está viviendo allá. La inestabilidad política vuelve a expulsar a gente de Latinoamérica», asegura. Para él, el repunte de inmigración procedente de Colombia tiene que ver con la experiencia registrada en Venezuela. «La izquierda de Gustavo Petro (presidente de Colombia) es del tipo de la de Chaves y la gente tiene miedo, por eso emigra. Cuando las barbas de tu vecino veas pelar...», dice sobre el repunte en la llegada de colombianos a Vigo. De momento estima que están menos organizados que los venezolanos, que cuentan en Galicia con la única federación de asociaciones de nacionales de su país de toda Europa, además de presencia en ocho ciudades de la comunidad.

Con veinte años de residencia en Vigo y nacido en Celanova durante un viaje de su madre para visitar a la familia, Manuel Pérez valora la cercanía y acogimiento que asegura prestan la mayoría de los gallegos a los inmigrantes, «a los latinos al menos, porque quién va a saber más de la emigración que un gallego», clama.