Aunque parezca raro, coinciden actualmente en Vigo varias exposiciones de enorme interés. Tradición, cambio e innovación es la oferta de Afundación, que se puede ver en el centro social de esta entidad. De Dalí a Picasso, de Kandisky a Miró, esta exposición es un repaso a los grandes maestros, gallegos incluidos, del arte del siglo XX. Afundación ha ampliado el horario de visita a los domingos, conscientes del tesoro que muestra a los vigueses.
En el Museo do Mar de Galicia, por su parte, han abierto la primera sala de arqueología global gallega. No se queda el espacio abierto, que es permanente, en los primeros tiempos hasta la romanización, como ocurre en Castrelos. El período expuesto llega al siglo XIX. Para mayor atractivo del espacio situado en Alcabre, los visitantes pueden observar un proyecto de divulgación de la presencia española en el Pacífico entre el siglo XVI y el XIX.
La pinacoteca Fernández del Riego permite ver unas curiosidades pertenecientes a la colección del Museo Municipal Quiñones de León. Son cuadros e ilustraciones sobre Vigo, que permite ver cómo era la ciudad hace mucho tiempo. Con este mismo enfoque, hasta hace unos días, el Centro de Arte Fotográfica de Vigo mostraba una selección de imágenes del Arquivo Pacheco en la que la evolución de la ciudad era el eje común.
Y tanta singularidad, a veces, se ve ligeramente empañada por detalles que muestran un escaso interés por informar bien al espectador. En la pinacoteca se pueden ver algunos pies explicativos erróneos. Por ejemplo, un grabado en el que se aprecia la calle del Príncipe, en el siglo XIX, pero que alguien cambió por la calle «do Lérez». O un paisaje de Vigo «visto dende a carretera de circunvalación», en la segunda mitad del siglo XIX. Son pequeños detalles que denotan desinterés.
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