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«El primer piano del García Barbón era de la Filarmónica»

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Avelino San Luis preside la sociedad centenaria que trajo a Vigo a Pau Casals o Rubinstein y hoy inaugura una exposición

05 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Pau Casals, Andrés Segovia, Arthur Rubinstein, Alicia Larrocha, Joaquín Achúcarro, la Filarmónica de Berlín o el Coro de los Niños Cantores de Viena son algunos de los protagonistas de la historia de la Sociedad Filarmónica de Vigo, entidad que se ocupó de que estos nombres y los de muchos otras estrellas de la música, se subieran a los escenarios locales. La institución fue creada en 1915 por un grupo de aficionados que comenzaron bajo el nombre de La Tertulia y se unieron con la intención de fomentar su pasión sonora y organizar conciertos. Cien años después, el colectivo sigue sorprendentemente vivo y su actividad continúa como si los tiempos no hubieran cambiado.

De hecho, según recuerda su actual presidente, Avelino San Luis, «desde 1927 utilizamos para hacer los conciertos que organizamos el mismo espacio: el teatro García Barbón, hoy Centro Cultural Afundación». Y su objetivo sigue siendo el mismo: «Fomentar el gusto musical y para ello buscar las mejores orquestas, los mejores intérpretes y los programas más variados que cubran un abanico amplio», Para ello, funcionan casi como una agencia de contratación que además establece acuerdos con otras organizaciones, lo que les permiten poder ofrecer a sus socios una programación de primera calidad. «Actualmente, por ejemplo, tenemos un convenio con Afundación y con las dos grandes orquestas gallegas, la Sinfónica de Galicia y la Real Filharmonía. La alianza les posibilita contar con sendas formaciones, de las que disfrutan tanto sus socios pagando sus cuotas como el público del centro cultural vigués pagando su entrada y disfrutar, a cambio, del uso de la sala sin tener que pagar, además, por el alquiler del local.

La mayor parte del presupuesto de la entidad se cubre con las tasas anuales de los socios. Así ha sido en la mayor parte de su historia, aunque en momentos puntuales han contado con ayuda externa. Desde hace tres años, por ejemplo, disponen de una subvención municipal.

San Luis, jefe de Protocolo del Concello de Vigo, rige la entidad desde hace cuatro años, pero es miembro de la misma desde hace unos pocos más: «Mi padre me hizo socio cuando tenía 8 años y en este momento soy el más antiguo».

Lo que el progenitor hizo con su hijo es lo que la entidad pretende, el fomento de la afición a la música entre las nuevas generaciones. Con él, como con otros muchos, lo consiguieron. Estudió música y aprendió a tocar el violín, aunque el destino le llevó por otros derroteros laborales.

El presidente indica que, aunque hay muchas más escuelas de música y conservatorios que en los tiempos dorados de la Sociedad Filarmónica, en su opinión «los estudiantes van menos a los conciertos porque los horarios coinciden con los de las clases». Aún así también desarrollan una labor de difusión entre los jóvenes alumnos, ofreciéndoles entradas para asistir a los conciertos.

Mil conciertos y una exposición

Cerca de medio millar de socios integran actualmente la entidad que en sus cien años de historia ha organizado más de un millar de espectáculos, pero además en este siglo ha acumulado un patrimonio artístico que aprovechando el aniversario quieren compartir con toda la ciudad. Así, una exposición que se inaugura hoy a las 19.00 horas en la sala del Centro Social de Afundación, recoge buena parte de este legado. «En nuestro archivo tenemos partituras manuscritas, programas de mano, fotos dedicadas y programación que hemos ido recuperando, prácticamente de todos los años. Hay que recordar que la sociedad nunca paró. Siguió funcionando incluso durante la Guerra Civil». En la muestra también se exponen instrumentos como un piano con las firmas de todos los grandes pianistas que lo tocaron.

Avelino San Luis explica que «el primer piano del García Barbón era de la Filarmónica». Era un Bechshtein que adquirió la sociedad en 1929 por 10.400 pesetas. Y disponen de numerosos instrumentos antiguos porque la entidad llegó a tener orquesta propia, fundada en 1936.

El García Barbón no ha sido el único teatro en el que han desarrollado su actividad, aunque sí el más estable. En sus inicios quisieron tener uno propio, pero no cuajó el proyecto.