El Octavio pierde a su gran referente

M. V. F. VIGO / LA VOZ

VIGO

Cerillo se emocionó en varios momentos; «vengo preparado», bromeó cogiendo kleenex.
Cerillo se emocionó en varios momentos; «vengo preparado», bromeó cogiendo kleenex. FOTOS:< / span>ALBA PÉREZ< / span>

Balonmano Cerillo anunció ayer su retirada tras 23 años ligado al club vigués

19 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

23 años después, llegó el momento. Pese a que intentaron convencerle hasta el último instante, Cerillo anunció ayer, visiblemente emocionado por momentos y rodeado de compañeros y amigos, su retirada del balonmano tras una vida entera ligada al Academia Octavio. El club, eso sí, le «va a seguir teniendo siempre para lo que quiera», proclamó en su despedida.

El jugador tenía claro que cuando no sintiera la motivación que considera imprescindible para continuar, lo dejaría. Durante el verano le surgieron dudas -«me veía con ganas y mejor físicamente que el año pasado»-, pero a medida que se acercaba la vuelta al trabajo vio claro que «mentalmente no iba a estar, no iba a disfrutar del balonmano», lo que le condujo ya a tomar una decisión sin retorno.

«Hoy anuncio que me retiro y no es un día fácil. Lo único que quiero es dar las gracias», introdujo una rueda de prensa en la que se acordó de todas las personas que se han cruzado en su camino a lo largo de su trayectoria deportiva. Las primeras lágrimas asomaron al referirse a quien fue primero su compañero y luego su preparador, Quique Domínguez. «No valía ni para entrenar y no está bien que yo lo diga, pero creo que has hecho un buen jugador. Tenía la confianza para fallar y eso es muy importante. Gracias por hacerme como soy dentro y fuera», le dijo.

No se olvidó de su primer técnico, Jesús Pedrido, ni del último, Jabato. «Se ha involucrado en un proyecto que creíamos que era lo que había que hacer y ha sido especial, como compañero, como entrenador y como amigo», comentó. Le auguró un gran futuro al frente del equipo, el que merece como el «trabajador incansable y apasionado del balonmano» que considera que es.

En su repaso a sus más de tres decenios de balonmano, Cerillo tuvo tiempo para las lesiones, para rememorar momentos duros y dar las gracias a quienes le ayudaron a superarlos. «Me marqué el objetivo de jugar después de las lesiones, sobre todo de la segunda, y he podido volver a disfrutar. En ese sentido me marcho muy satisfecho».

Ahora piensa en centrarse en su familia -el abrazo de sus niños, que «serán aficionados del Octavio siempre», puso fin al acto- y en sus empresas, devolverles el tiempo que les había quitado. «Será duro al principio, echaré de menos el balonmano y pasaré nervios como cuando estaba lesionado. Habrá que acostumbrarse a ver que ya no estás».

«Me quedo con las amistades que me ha dado el balonmano en estos 23 años»

«El balonmano ha sido mi vida entera prácticamente, pero si con algo me quedo es con las amistades que vas haciendo, la gente que va a seguir a mi lado ahora que esto se acaba». La frase de Cerillo resume el espíritu de una rueda de prensa cargada de nombres propios. 

No quiso olvidarse de nadie y subrayó el trabajo de todas las personas que facilitaron su día a día, desde los padres que colaboran con la base ?«eran parte importante cuando empecé y lo están volviendo a ser, por ahí pasa el futuro», recalcó? hasta Pedro Posada, «que pasó de patrocinador a convertirse en amigo», la afición o el presidente con el que firmó su primer contrato, Ángel Prego.

Sus compañeros, presentes con lágrimas en los ojos en más de un caso, también tuvieron un papel protagonista en la despedida de Cerillo ?que mencionó, asimismo, a algunos de los que lo fueron en años anteriores, como Peke, Caride o sus hermanos Rubén Peña y José Ballesteros?: «La pasada fue una temporada dura y gracias a vosotros llegaba a las ocho, me metía en el entrenamiento y disfrutaba como cuando tenía vuestra edad. Fuisteis capaces de recordarme aquellos momentos».