Tres párkings de Vigo se vigilan por las noches desde Toledo

Juan Manuel Fuentes Galán
Juanma Fuentes VIGO / LA VOZ

VIGO

Ha desaparecido el vigilante y solo cuentan con cámaras de control

14 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El plan de ajuste ha llegado también a los aparcamientos subterráneos de Vigo, algunos de los cuales carecen de vigilancia física durante las noches y también en determinados fines de semana. Este recorte ha sido dado a conocer por los trabajadores, que se quejan de que cuatro empleados han sido despedidos, y confirmado también por la dirección de la empresa.

Para mantener la vigilancia, la empresa concesionaria de los párkings municipales de Fernando el Católico, Venezuela y calle Coruña, utiliza cámaras que son controladas desde un centro de control de la empresa situado en Toledo.

Esta medida se puso en marcha a finales del 2012 en unas instalaciones construidas a finales de los ochenta y principios de los noventa y que hasta ahora contaban con presencia permanente del personal de Isolux Corván. Sin embargo, la crisis económica ha llegado al sector y las empresas buscan formas de ahorro por esta vía.

La medida ha sido denunciada por los trabajadores, que se quejan de que por este sistema se ha eliminado el turno de noche y de los fines de semana. «Esto se traduce en que unha persoa desde Toledo controle as cámaras dos 44 aparcamentos en todo o Estado», explican fuentes laborales.

Para el responsable de la empresa en Vigo, por el contrario, la medida no tiene nada de particular y mantiene que «con las cámaras, que graban, y el personal que las atiende, hay una completa seguridad en las instalaciones».

Inseguridad

El punto de vista de los trabajadores es que se ha iniciado un proceso que permite anticipar que «a mecanización da empresas vai ser progresiva en detrimento dos postos de traballo». En este sentido, aportan el argumento de que la empresa hace una «valoración positiva» en las cartas de despido de los trabajadores afectados. Y lo más importante, que «a desaparición da quenda de noite implica desatención e inseguridade para os usuarios do servizo».

Al tratarse de instalaciones dependientes del Concello y que se gestionan en concesión, los trabajadores intentaron meses atrás lograr el respaldo del gobierno municipal, pero no han sido atendidos. Hace cinco meses trataron de ser recibidos por el alcalde «para informarlle das anomalías da concesionaria e solicitar por escrito o prego de condicións», pero solo lograron hablar con el concejal Santos Héctor Rodríguez, responsable de Participación Ciudadana y Empleo.

Tras el encuentro, les prometió darles una solución, «pero tres meses despois e tras varios intentos de retomar a comunicación, so temos a indiferencia por resposta», por lo que han decidido iniciar movilizaciones.

Pese a no disponer de la copia del contrato de concesión, sus noticias son que el Concello obliga a la empresa a mantener abierto las 24 horas del día las instalaciones «e vixiadas». La clave reside en saber si hacer este control y la vigilancia por cámaras desde cientos de kilómetros de distancia es admisible para el Concello.

Se da la circunstancia de que estos tres aparcamientos han tenido una historia especialmente polémica desde que el exalcalde Manuel Soto, ya al final de su etapa, convocó el concurso para su construcción. Años después la concesionaria quebró, lo que provocó un primer conflicto. Un empresario que después tuvo problemas con la justicia se hizo cargo, pero tampoco salió bien la operación. Actualmente los gestiona el grupo Isolux Corván, que tiene a su cargo 47 aparcamientos en 18 ciudades de toda España con un total de 23.600 plazas y que ha buscado esta forma de reducir gastos.

Fuentes del sector reconocían ayer que aunque es el primero que aplica esta medida en Vigo no es descartable que otros aparcamientos sigan la estela. Aseguran que el control por cámaras supone un completa seguridad para el usuario.

En otros medios, por el contrario, se recordaba que hace unos años una persona resabaló y se mató en Nochebuena en el de Fernando el Católico, momentos en los que la vigilancia física cobra relevancia.