El equipo especial de búsqueda con perros adiestrados localizó el cuerpo de Miguel Álvarez en la carretera vieja de Peinador
09 ene 2014 . Actualizado a las 14:57 h.Un equipo especial de la Policía Nacional localizó ayer por la tarde el cadáver de Miguel González Cabaleiro, el estudiante vigués de Veterinaria de 24 años que desapareció de su casa hace 40 días. Agentes llegados expresamente de Madrid con perros hallaron el cuerpo en una zona boscosa de las parroquias rurales de Cabral y Candeán, cerca del aeropuerto de Peinador.
El hallazgo se produjo en el lugar de Carballal, cerca de una gasolinera, viviendas, un colegio y un puente de la autopista AP-9. Por las inmediaciones pasa la carretera vieja de Peinador. Los agentes no encontraron señales de violencia en el cadáver. La comprobación oficial de la identidad la harán los forenses hoy por la mañana, que también tomarán muestras de ADN para cotejarlas con las del joven.
Una hermana confirmó ayer el hallazgo del cadáver, pero prefirió no hacer declaraciones y guardó silencio. La página de Facebook «Buscando a Miguel», que los allegados habían creado para coordinar los rastreos, recibió decenas de condolencias a los pocos minutos. «Siento muchísimo este final, todos teníamos la esperanza de que algún día aparecería bien y se acabaría este mal trago», dijo una seguidora de Facebook.
La zona donde apareció el cadáver había sido rastreada desde el primer día porque, a las pocas horas de la desaparición, varios conductores dijeron haber visto a un joven desorientado que cruzaba por medio de la AP-9 entre la lluvia. Dicha pista fue descartada semanas después porque ningún rastreo por la zona dio resultados.
Sin embargo, Carballal fue el segundo lugar que eligió la unidad especial de la Policía Nacional que llegó ayer expresamente desde Madrid para buscar al joven. Por la mañana, los agentes hicieron un peinado con sus perros por una zona y por la tarde acudieron a Carballal, donde encontraron el cadáver al poco rato, en un lugar boscoso. Inmediatamente, la policía rodeó el perímetro para preservar cualquier pista que sirva para esclarecer la muerte, aunque todo apunta a causas naturales. Los días en que desapareció hubo un fuerte temporal y su familia temió que no hubiese resistido el frío, por lo que pensaban que Miguel podría haber buscado refugio en alguna casa en ruinas. Los equipos de rastreo, formados por más de cien voluntarios, se centraron, por ello, en buscar dentro de viviendas abandonadas y casas okupas. Los propios indigentes colaboraron para informar si lo veían.
Un helicóptero sobrevoló el puente de la autopista para dar indicaciones a los investigadores, lo que despertó la expectación en los barrios de Cabral y Candeán, según relata una empleada de una gasolinera.
Salió con lo puesto
La desaparición fue el 29 de noviembre, cuando el joven abandonó precipitadamente su casa familiar después de la comida y vestido con una camiseta y pantalón, sin dinero. Este residía en el barrio de A Doblada, muy cercano a la avenida de Madrid, una de las principales vías de salida de Vigo. Miguel llevaba una temporada enfermo y padecía un trastorno de personalidad para el que se medicaba. En octubre fue a sus clases de cuarto curso de Veterinaria en la Universidade de Santiago, en el campus de Lugo, pero a los quince días regresó a su casa familiar en Vigo para relajarse. El día de su desaparición tocó el piano, hizo ejercicios de matemáticas, comió, tomó la medicación y, de repente, oyó voces, sintió pánico y salió a la calle.