Continuamente retorna nuestra mejor película a la actualidad sin que ningún gestor público de aquí o de allá se dé cuenta de su potencial económico. Dentro de unos días se cumplirán 310 años de la Batalla de Rande y ahora el enfrentamiento naval de 1702 regresa a la actualidad de la mano de la literatura.
El vigués Pedro Feijoo sí encontró su tesoro en esas aguas y su novela Os fillos do mar (Edicións Xerais) camina al galope a por la cuarta edición, un logro complicado en Galicia, y más cuando el libro vio la luz hace tan solo cinco meses. Aunque con un par de licencias poco históricas, Pedro Feijoo ha logrado conectar con el público por su bien hilvanada trama pero también por poner de fondo aquella batalla de la Guerra de Sucesión, una historia que lo tiene todo para atraer a cualquiera. Antes también lo vio Julio Verne, quien difundió el nombre de Vigo por todo el mundo cuando escribió 20.000 leguas de viaje submarino.
Los ingleses, vencedores del enfrentamiento de la Ensenada de San Simón, llegaron a acuñar monedas con la efigie de la reina Ana y la ría de Vigo en su revés. Tampoco dudaron en bautizar una pequeña calle londinense con las cuatro letras que nos identifican.
¿Por qué, pues, los políticos de aquí no lo ven claro y se ponen mano a la obra? Posiblemente por ignorancia. Porque desconocen que la marca de este negocio turístico ya está publicitada a nivel internacional por Verne. Mientras tanto, el Verbum-Casa das Palabras se pudre sin sentido a escasos metros del mismo mar que vio como se fraguaba la batalla. Mientras tanto, el Museo do Mar de Galicia acoge reuniones políticas y exposiciones temporales de pintura, olvidando el éxito conseguido hace diez años, cuando el centro abrió con una exitosa exposición sobre la Batalla de Rande.
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