Fui al Calderón a ver el Atlético de Madrid-Dépor y me encontré un Atlético muy superior, sobre todo en el segundo tiempo, pero que jugaba al Deportivo con mucho respeto. Tras la expulsión trató de abrir las bandas al máximo con dos extremos, como Gaitán y Carrasco, que intercambiaban sus posiciones para tratar de generar algo de desorden. Mantuvo el dominio hasta el gol y luego, como le ha ocurrido otras veces, se replegó, dio oportunidad al Deportivo y si no hubiera sido por la cabeza de Godín al tiro de Emre Çolak, quizá estaríamos hablando de otro resultado. Pero, insisto, que de principio vi mucho respeto al Deportivo y un afán más ofensivo local, como en el partido que había jugado contra el Sporting.
La grada palpó desde el principio que no iba a ser un partido fácil, así que no dudó en someter a presión todas las decisiones del árbitro. Honestamente, creo que así sucedió en la doble amarilla a Fayçal. Puede que el colegiado se dejase influir por el ambiente, pero también es cierto que el jugador no estuvo muy acertado. En el último minuto del primer período, con una amonestación ya recibida, en una acción de nadie, que no era jugada decisiva, sino que ocurría en el mediocampo, es difícil de entender lo que hizo Fayçal. Hasta ahora no conocía mucho a este jugador, pero lo cierto es que el Deportivo ha cambiado mucho la plantilla en las dos últimas temporadas... y, sobre todo, falta Lucas Pérez. Me acordé mucho de él, y no creo que fuese el único, porque para ese juego en el que el Atlético dejaba espacios a la espalda, él es un jugador veloz y capaz de aprovecharlos.
También me llamó la atención el turco Çolak, porque hizo alguna jugada individual y demostró que es un futbolista de mucha técnica. En mi opinión, fue el más inspirado del Dépor.