Bebeto marca el camino de Lucas

Pedro José Barreiros Pereira
pedro barreiros A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

Riazor revive con los goles del coruñés la devoción que sentía por el irrepetible brasileño

07 dic 2015 . Actualizado a las 18:04 h.

La friolera de 87 goles, un trofeo Pichichi, una Copa y una Supercopa componen la herencia del paso de Bebeto por el Deportivo, pero nada de esto explica la devoción que la grada sentía por un delantero que la hizo disfrutar como ningún otro. Hasta que Lucas, de quien le separa un océano de calidad, irrumpió en Riazor. Hace veinte años que el brasileño de la cara aniñada se despidió de A Coruña después de fundar junto a sus compañeros un equipo, el Superdépor, capaz de cambiar la historia. Ahora un jugador unido con aquel por el mismo instinto depredador en el área, vuelve a encender la caldera de la afición. Es Lucas, el nuevo ídolo de una hinchada que repite los gestos que dedicaba al incomparable Bebeto, y que disfruta otra vez de la mano de mucho más que un goleador. Un futbolista capaz de hacerla soñar.

Si Bebeto era Dios, Lucas, que el sábado marcó de falta directa su décimo gol liguero, los mismos que Cristiano Ronaldo y Aduriz, apenas comienza a afrontar el reto de subir a los altares. Es el ansia de triunfar de un coruñés empeñado en ser futbolista y que en el momento adecuado ha encontrado un Dépor a su imagen y semejanza. Juntos, desde el esfuerzo, el ansia competitiva y el acierto aspiran a convertirse en leyenda. Quién sabe si incluso a refundar el espíritu de aquel equipo irrepetible.

Porque si Bebeto convertía en magia un vestuario indomable, ahora Lucas, más prosaico, halla el petróleo de los puntos desde un bloque inasequible al desaliento y concentrado en que solo la conquista de la meta de la permanencia dará pie a nuevos objetivos. El ídolo brasileño marcó 30 goles en su primera temporada en el Dépor, pues a los 29 que reflejan las estadísticas oficiales hay que añadir el córner directo que no se le adjudicó por error. Al cabo de catorce jornadas llevaba once, incluidos dos dobletes y un penalti. En el caso del dorsal siete, que afronta su primera temporada en propiedad en el club, después de superar un buen puñado de lesiones la anterior, acumula diez, los cinco últimos de forma consecutiva y un doblete. Riazor se abraza a los milagros de su nuevo dios.