Juego de tronos 5x04: el cuarto capítulo de la quinta temporada, un episodio con más acción, emoción y conmoción

P. V. REDACCIÓN / LA VOZ

TELEVISIÓN

Crónica con spoilers (ojo, cuenta lo que pasa en el episodio y hace referencias a otras temporadas y a los libros publicados) de «Sons of the Harpy», el cuarto de la quinta temporada de la popular y prestigiosa serie de fantasía

04 may 2015 . Actualizado a las 20:37 h.

«Sons of the Harpy» («Los hijos de la Arpía») es el cuarto capítulo de la quinta temporada de Juego de tronos. Emitido la pasada noche, fue el último de los filtrados antes del estreno mundial del pasado domingo, y es de momento el que más erotismo, acción, emoción y conmoción despierta de todos los emitidos hasta el momento.

Jamie Lannister llega a Dorne

Entre el final de la cuarta temporada y el inicio de las emisiones de la quinta, había un lugar de la geografía de Poniente que despertaba grandes expectativas. Se trata de Dorne, la región más meridional de los Siete Reinos, para cuyos escenarios se eligieron varios lugares de Andalucía, y donde habitan los familiares del carismático Oberyn Martell, fallecido brutalmente en la temporada anterior.

Sin embargo, y a pesar de que parecía que Dorne y las Serpientes de Arena (hijas bastardas de Dorne) iban a tener un protagonismo especial, de momento la región del sur había aparecido solo como una pequeña píldora en el segundo episodio.

Ahora, con la arribada de Jaime Lannister a sus costas, sin duda cobrará un mayor protagonismo.

El manco león llega acompañado de Bronn, antiguo guardaespaldas de su hermano, y ambos protagonizan una intensa escena de lucha contra los guerreros dornienses que, a pesar de la desigualdad, se zanja con la victoria del Lannister y su compinche. Jaime entiende que en el arte de la lucha lo importante no es solo la espada, sino utilizar todos los recursos que tengas a mano, y precisamente esa extremidad protésica dorada que tanto odiaba le salva de una golpe mortal.

Por fin, las Serpientes de Arena

Los dos intentaban ser discretos en su llegada a Dorne, pero no lo logran. Y pronto descubrimos que las hijas y la amante de Oberyn, con ansias de venganza, ya se han enterado de su presencia.

Las Serpientes de Arena han hecho, por fin, su aparición, enfundadas en unos trajes muy a lo Indiana Jones y demostrando que han heredado la ferocidad de su padre, aunque no su ironía.

Obara, quizás la más agresiva de todas, nos cuenta una intensa historia de cómo conoció a su padre y demuestra una violenta habilidad en el uso de una lanza que la acompañó toda su vida. «Hice mi elección hace mucho tiempo», asegura para mostrar su apoyo a un plan que puede poner en peligro a la joven Myrcella, hija de Cersei.

Un nuevo poder en Desembarco del Rey

Hablando de Cersei, la leona demuestra que ella nunca deja de jugar al Juego de Tronos. Y, después de enviar a lord Tyrell, miembro del Consejo real, a negociar en persona con el Banco de Hierro de Braavos, al que le deben una enorme cantidad de dinero, urde un plan en el que implica al nuevo Septón Supremo, un hombre que no se anda con chiquitas a la hora de salvaguardar la ortodoxia de la Fe, para que encarcelen a Loras Tyrell.

Ya se lo decía su hermana hace un par de capítulos: «¿No podrías ser más discreto?». Margaery se refería a sus relaciones homosexuales a la vista de todo el mundo, una práctica condenada por la religión, aunque permitida en la práctica por los anteriores septones supremos.

Así que Cersei va y se lo chiva, de esa forma indirecta en la que es una absoluta maestra, al Gorrión Supremo, le da manga ancha para actuar al decirle que el rey no siempre puede castigar a quienes tienen poder aunque sean quienes más lo merecen y, de esta forma, el septón toma cartas en el asunto.

Margaery, por primera vez desde que la conocemos, pierde los nervios, y le exige a su marido que libere a su hermano. Pero gracias al poder que en la práctica le ha dado Cersei al nuevo representante de la Fe, ni el mismísimo rey puede llegar ante su presencia. Y Tommen, por primera vez entre la espada y la pared, demuestra que no es su hermano a la hora de tomar decisiones.

Cersei se frota las manos por su plan aparentemente perfecto en el que ha implantado el puritanismo en Desembarco del Rey. Pero cuidado, que aquí todo el mundo tiene comportamientos impúdicos que esconder y, como dice el Gorrión, «todos los pecadores son iguales ante los dioses».

El Muro, entre el fuego y el hielo

Una religión que de puritana no debe tener nada es la de R'hllor, practicada por Melisandre. La más ardiente de toda la serie no duda en quitarse la ropa e insinuarse para conseguir lo que desea. La Bruja Roja se encuentra, sin embargo, con un hueso duro de roer en el gélido Jon Snow. Melisandre no puede ser más directa: se desnuda ante él, le dice que rompa sus votos y que se olvide de una vez de la salvaje pelirroja a la que amó, pero el joven mojigato no está con ánimos.

Es cierto que ha perdido a su padre, a su hermano mayor, a su amada, tiene desaparecidos al resto de sus hermanos y está mandando en un lugar donde muchos lo odian, así que no está el pobre ni para un escarceo. «No sabes nada, Jon Snow», le dice la también pelirroja Melisandre parafraseando a su inolvidable Ygritte. Para el bastardo no es fácil olvidar el pasado.

Historias del pasado

Precisamente del pasado hay dos historias en el último capítulo. El primero lo protagoniza Stannis, que le cuenta a su hija, afectada por una horrible enfermedad, cómo fue el proceso para salvarla. Su descendiente es la única capaz de derrumbar la frialdad siempre presente en el Baratheon y permitir vislumbrar, por fin, su humanidad.

La otra historia la narran Sansa y Meñique. El intrigante le cuenta la historia de su tía Lyanna, la fallecida hermana de Ned Stark, y el príncipe Rhaegar Targaryen. Este se enamoró de la loba, ya comprometida con el fallecido rey Robert Baratheon, y sorprendió a todos en un torneo nombrando a ella, y no a su propia mujer,«reina de la belleza». Y, después, «la raptó y la violó», dice Sansa. Pero la expresión de Meñique dice que hay algo en la historia que a la joven Stark nunca le contaron y que podría confirmar una comentada teoría que, si no te importa enterarte de algo antes de tiempo, te comentamos aquí.

Después, Petyr Baelish le da a Sansa uno de esos besos depravados que tan poco nos gustan, antes de dejar a la pobre Stark sola en Invernalia con los escalofriantes Bolton.

Sobre Rhaegar Targaryen, el que supuestamente raptó a la tía de Sansa y que era hermano de Daenerys, también cuenta una historia Barristan Selmy. Según él, al príncipe dragón no le entusiasmaban las batallas y, sin embargo, le encantaba hacerse pasar por un músico itinerante y, después, donar el dinero logrado a los pobres. La verdad es que no le pega mucho a un hombre así ponerse a raptar y violar a jóvenes bellezas.

La conmoción llega al final

Barristan Selmy le cuenta esto a Daenerys a la que no le van demasiado bien las cosas en Meereen. Los hijos de la Arpía, los terroristas que dan título al capítulo y que se oponen a su gobierno, acaban con la vida de muchos de sus Inmaculados. 

Gusano Gris y Barristan Selmy, los dos aliados más fieles de la khaleesi, se enfrentan a ellos y el anciano demuestra que su avanzada edad no le impide seguir siendo uno de los mejores guerreros del mundo. Pero aún así sus enemigos son numerosos y, en un momento que ha dejado conmocionados a los lectores de los libros tanto como a los televidentes, ambos quedan moribundos en el suelo. ¿Sobrevivirán los consejeros de Daenerys o la dejarán huérfana de apoyos en la ciudad que tanto le cuesta gobernar?