La sequía invernal reduce el nivel de riesgo entre los alérgicos al polen

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

CARLOS RUEDA

Aun así, los expertos aconsejan no bajar la guardia ante el pico de gramíneas de mayo

30 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Estornudos frecuentes, mucosidad, picores, irritación de los ojos, fatiga, dolor de cabeza... Son síntomas bien conocidos por los alérgicos, que ahora se enfrentan a una nueva temporada de polen, aunque los picos de las gramíneas en Galicia no se esperan hasta finales de mayo, un poco más tarde que en el resto de España, mientras que el del abedul ya se ha producido sin que se produjeran grandes problemas. Y aun quedará por delante el efecto de la parietaria, que se espera para julio y agosto y que incluso se prolonga hasta septiembre. Las previsiones, sin embargo, son positivas, ya que la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica prevé una primavera leve para los alérgicos, en especial en Galicia. El buen tiempo del otoño, con escasas lluvias, favorece, a priori, una menor concentración de polen. 

Pero una cosa es la previsión y otra lo que luego pueda suceder. «En el norte depende más el tiempo en que se produce la polinización que lo que haya llovido en otoño», advierte Antonio Parra, jefe de Alergología del Chuac de A Coruña. Y Carmen Vidal Pan, responsable del servicio en el Chus de Santiago, asiente: «No hay que bajar la guardia». «Este año -explica- está siendo atípico en todos los sentidos. Cuando llueve mucho en otoño e invierno tenemos picos más altos en primavera y verano. Pero que en Galicia vayamos a tener una densidad menor de polen por la sequía invernal no significa que no vayamos a tener problemas, porque los gallegos desarrollamos menos resistencias que los de Andalucía o Madrid. El poco polen que pueda haber puede ser suficiente para que nuestros pacientes desarrollen alergias». 

Gran variedad de pólenes

El riesgo, en general, puede ser bajo, pero no conviene descuidarse. Y menos en Galicia, que posiblemente sea la comunidad con una mayor variedad de pólenes. No solo está expuesto al de las gramíneas, sino que, al igual que otras zonas del cantábrico, tiene una especial incidencia el del abedul. Y también se ve muy afectado por la parietaria, una planta trepadora que crece abrazada a muros propia de ambientes mediterráneos, pero que se ha adaptado muy bien a la comunidad gallega. «Tiene una capacidad alergénica muy alta», apunta Carmen Vidal, quien destaca que «tenemos una patología más variada que en el resto de España, e incluso en el sur de Pontevedra estamos afectados por el polen del olivo». Entre tal variedad de amenazas sí existe, por contra, una ventaja: la escasa alergenicidad del eucalipto. Si se diese la situación contraria Galicia se vería ante un grave problema.

Pero ahora la principal amenaza para los alérgicos son las gramíneas, cuya polinización se produce en abril, aunque en Galicia, si las condiciones meteorológicas no producen un adelanto, no se espera hasta dentro de unas semanas. «Su pico suele ser, sobre todo, a finales de mayo y junio, aunque también puede llegar a julio», explica Antonio Parra.

Ante este peligro hay que estar preparados. Es aconsejable ventilar las habitaciones por las mañanas, que es cuando menos concentraciones existen, evitar pasear por el campo en días muy soleados y ventosos, no cortar la hierba o no acercarse a alguien que lo haga, utilizar filtros específicos en el coche y purificadores del aire en la vivienda o ducharse y cambiar la ropa al llegar a casa. En todo caso, ante cualquier síntoma se debe acudir al médico. «Si un paciente está diagnosticado utilizamos un tratamiento de prevención adecuado a cada caso que es muy efectivo», señala Parra. En este aspecto abunda Joaquín Sastre, presidente de la Sociedad Española de Alergología. «La inmunoterapia o vacunación antialérgica debe considerarse siempre como una herramienta terapéutica de primer orden», dice.

El ácaro del polvo, el principal enemigo en Galicia

«Entre el 25 % y el 30 % de la población sufre algún tipo de enfermedad alérgica, una cifra que aumenta un 2 % cada año, por lo que parece obvia la necesidad de médicos especialistas en alergología para poder atender a estos pacientes, ahora y más en el futuro». El mensaje parte de Joaquín Sastre, presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica.

Pero si esta es la situación general, en Galicia varía. El principal enemigo para los alérgicos no es el polen, sino los ácaros del polvo. «De diez pacientes que atendemos, entre siete y ocho tienen sensibilidad al ácaro, frente a los dos o tres al polen», resalta la especialistas del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago Carmen Vidal. «Es -con diferencia- lo que más afecta a los alérgicos gallegos», constata Antonio Parra, del Chuac de A Coruña. ¿Por qué? Por el elevado grado de humedad que existe en la comunidad, un ambiente propicio para el desarrollo de estos microorganismos. El tiempo más seco de este año favorece a los alérgicos al ácaro, pero es solo una tregua. Los afectados deben extremar las medidas, lo que requiere de mucha disciplina. ¿Qué se puede hacer en estos casos? Lavar la ropa a una temperatura alta, por encima de los 60 grados, aspirar a fondo los colchones y las alfombras, evitar los objetos que retengan polvo, cambiar a menudo los colchones... Y no dejar fumar en casa.