Crean en Galicia el método más fiable para interpretar electrocardiogramas

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Andres Ruiz

El MIT y Harvard prueban el sistema para evaluar el riesgo de muerte súbita cardíaca

10 feb 2017 . Actualizado a las 17:34 h.

Cualquier visita a una uci puede convertirse en un improvisado concierto de pitidos. Son los producidos por las alarmas de los sistemas automáticos utilizados para la interpretación de los electrocardiogramas con los que se realiza el seguimiento de la actividad cardíaca de los pacientes. Solo que en la mayor parte de los casos son falsos avisos. No hay ningún problema, pero el aparato salta ante cualquier movimiento del enfermo, que genera una corriente eléctrica de origen muscular que, a su vez, interfiere en el funcionamiento del medidor. Se hace imprescindible, por tanto, la presencia de un cardiólogo que interprete de forma adecuada las señales emitidas por el corazón, que cada día genera en torno a 100.000 latidos, para detectar si existe o no un posible riesgo cardíaco.

A pesar del intenso trabajo de investigación desarrollado en los últimos 25 años, las aproximaciones desarrolladas hasta ahora no han sido capaces de subsanar las alteraciones en los datos contenidos en el electrocardiograma, especialmente cuando la prueba diagnóstica, para la que hay que mantenerse en absoluto reposo, se realiza en entornos poco controlados, fuera del ámbito hospitalario. Es un déficit que puede quedar subsanado gracias a una investigación realizada por un equipo del Centro Singular de Investigación en Tecnoloxías da Información da Universidade de Santiago (CiTIUS), que ha creado el procedimiento Construe, el método más preciso desarrollado hasta la fecha para interpretar las señales electrocardiográficas. El nuevo sistema, que se ha publicado en la revista científica Journal of Biomedical and Health Informatics, está pensado para la monitorización de la actividad cardíaca más allá del ámbito hospitalario, especialmente en un momento en el que cada vez es más frecuente, sobre todo entre los que practican deporte, el seguimiento de distintos parámetros físicos a través de la información proporcionada por sensores instalados en relojes, cintas o camisetas inteligentes. Son los conocidos como dispositivos wearables.

«Tamén pode ser moi interesante esta proposta en telemedicina, para o seguimento domiciliario dos pacientes», explica Tomás Teijeiro, autor principal de un proyecto en el que también participaron Paulo Félix, Jesús Presedo y Daniel Castro. El equipo gallego ha desarrollado un software libre que analiza, a partir de la información suministrada por los sensores, tanto la frecuencia cardíaca como la forma en que se contrae el corazón, lo que puede ser indicativo, por ejemplo, de una fibrilación auricular. El método fue validado en una base de datos de referencia que ofrece a los científicos en torno a 50 registros de electrocardiogramas. Los investigadores comprobaron que sus resultados mejoraban sustancialmente los de todos los sistemas automáticos disponibles e incluso son comparables a los ofrecidas por los semiautomáticos, en los que se requiere la intervención de un cardiólogo. 

Esta eficacia llamó la atención del Broad Institute, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, el célebre MIT, y de la Universidad de Harvard, que está probando la herramienta desarrollada en Santiago como un posible método para evaluar el riesgo de muerte súbita cardíaca. El procedimiento se utiliza para la medida automática del intervalo QT, asociado con la muerte cardíaca por su relación con las paradas cardiorrespiratorias, en señales de electrocardiograma. «Probaron para o seu traballo os distintos métodos dispoñibles, e o noso é o que mellores resultados lles está dando», explica Teijeiro. 

«Razonamiento abductivo»

El procedimiento Construe está basado en un modelo de razonamiento distinto a los actuales, el abductivo. Básicamente consiste en considerar la interpretación de un electrocardiograma como un proceso de formación de conjeturas que han de ser verificadas a posteriori. Gracias a esta metodología los humanos podemos, por ejemplo, comprender una conversación telefónica ruidosa aunque no hayamos entendido todas las palabras, ya que nuestro cerebro analiza lo oído y construye una frase coma mejor hipótesis dentro del contexto de la conversación.