«Mi abuela me pega con un cinturón, mi padre con el cable del cargador»

EFE / Europa Press

SOCIEDAD

La Fundación ANAR alerta de un aumento de casos de violencia intrafamiliar, «la gran olvidada», la que ni se escucha ni trasciende

07 jun 2016 . Actualizado a las 18:35 h.

8.569 niños levantaron el teléfono el año pasado para pedir ayuda a la Fundación ANAR. De todos ellos, 2.952 denunciaron maltrato familiar: 1.229 agresiones físicas, 882 casos de ataques psicológicos, 435 abusos sexuales y 406 episodios de abandono. Más de la mitad de los casos abordados en el 2015 por esta organización, dedicada a asistir a niños y adolescentes, tenían que ver con algún tipo de violencia, situaciones cada vez más comunes -han aumentado en un 40 % con respecto al año pasado- y graves, y entre las que llama peligrosamente la atención el aumento de las hostilidades intrafamiliares. «Frente a otros tipos de maltrato como el acoso escolar o la violencia de género, la violencia intrafamiliar ni se escucha, ni trasciende; es la gran olvidada a pesar de que cada vez se producen más casos de niños, niñas y adolescentes que en muchas ocasiones la sufren diariamente», sostiene el director de Programas de la Fundación, Benjamín Ballesteros.

Advierten desde ANAR de que como consecuencia de los malos tratos los niños presentan marcas físicas como moratones, quemaduras o mordeduras, pero también importantes trastornos en la alimentación y el sueño y secuelas psicológicas que les acompañarán toda su vida. La principal causa de maltrato en el hogar es la violencia de género (80 %). Habitualmente, el agresor «instrumentaliza» al menor para hacer daño a su madre, pero hay quienes consideran que pegar es «una pauta educativa más». «La violencia como fin la van a utilizar los niños en el futuro, lo que hará que en la sociedad sea cada vez más violenta», advierte Ballesteros.

«Me pegan como a alguien mayor»

El informe de la fundación, hecho público este martes, recoge el demoledor testimonio de un niño de 12 años: «Me pegan como a alguien mayor, me pegan con la mano y el pie. Mi abuela me pega con el palo de la escoba, con una sandalia o un cinturón. Mi padre con el cable del cargador. No tengo amigos en el colegio».

También entre iguales la violencia no ha dejado de aumentar. En los últimos años se ha producido un significativo y progresivo aumento de las llamadas al Teléfono ANAR por acoso escolar y maltrato de género entre adolescentes. En la mayoría de estos casos, la violencia o parte de ella se ejerce mediante el uso de nuevas tecnologías. En concreto, la organización atendió el año pasado 573 casos de acoso escolar, frente a los 328 del 2014, lo que supone un incremento del 75 %. Además, se trataron un total de 1.741 casos de violencia de género frente a los 1.110 del año anterior. 318 de ellos fueron de menores adolescentes.

El estudio revela además que la mayoría de las chicas que padecen este tipo de violencia no tiene conciencia del problema ni intención firme de denunciar. «Como me dé otra paliza voy a ser yo la que me vaya. Me mato, así descanso», se desahoga una víctima de 16 años cuyo testimonio recoge este documento.

«Quitarse de en medio» es la única solución que encuentran muchos niños y adolescentes como remedio a los problemas que padecen, una circunstancia que «preocupa enormemente» a ANAR, que desde hace dos años ha visto multiplicadas por tres las llamadas a su teléfono de jóvenes con ideación e intentos de suicidio (381) y autolesiones (323). Destacan las de 26 de niños menores de 10 años. «Me cuesta mucho llorar. Me cortaba en el brazo porque pensaba que por ahí salían las lágrimas», cuenta una adolescente de 14 años.

Niños desaparecidos

Durante el 2015, el Teléfono ANAR sobre Niños Desaparecidos 116000 atendió 597 casos en los que un menor de edad se hallaba ilocalizado o ante una situación de riesgo de desaparición. El principal motivo de consulta fueron las fugas de menores de su domicilio familiar o centro de residencia (60,1% de los casos), seguido de menores expulsados del hogar (un 18,8 %) y en tercer lugar secuestros parentales (16,8 % de los casos), tengan o no un componente internacional. En el 1,8 % se trató de menores de edad perdidos o extraviados accidentalmente, mientras que en un 0,8 % el motivo de consulta son temas relacionados con casos de secuestros por terceros. Comparado con los datos del 2014, aumenta el porcentaje de las fugas y el de menores expulsados del hogar, mientras que disminuye sensiblemente el porcentaje de los secuestros parentales, que en el 2014 fueron el 25,4 % en el 2014 de las causas de desaparición de un menor.

ANAR ha intervenido en una treintena de casos graves en coordinación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que en ocho casos se ha requerido además cooperación internacional. De estos últimos, cinco se encuentran en la actualidad resueltos. El director de Programas alerta además de los menores migrantes no acompañados que llegan a España, que «la mayoría se pierden y necesitan ayuda». En este sentido, recuerda la cifra de los 10.000 niños sirios perdidos por Europa para los que ha pedido colaboración ciudadana e institucional para poder llegar a ellos.

El Teléfono ANAR cuenta con varias líneas de ayuda. La de Ayuda a Niños y Adolescentes (900 20 20 10), la del Adulto y la Familia (600 50 51 52) y la de Niños Desaparecidos (116000), que se completan con el servicio de email.