«Siempre me ha gustado lo antiguo»

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

SOCIEDAD

ROI FERNANDEZ

La Xunta quiere derribar la casa de Quiroga con apariencia de Exín Castillos; su dueño se ofrece a tirar cúpulas, almenas y lo que haga falta para evitarlo

30 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Me salió así, siempre me ha gustado lo antiguo». No hay que buscarle más explicaciones. La casa de Quiroga con aspecto de un enorme montaje de Exín Castillos no es fruto de un sueño, una apuesta ni ninguna otra posibilidad complicada. El hostelero José Luis Ferreiro la hizo así porque le parecía que iba a quedar bien y porque pensaba que dándole apariencia medieval respetaría mejor el paisaje de As Covas, un paraje situado en un enclave espectacular en el lugar en el que el río Lor termina su accidentado recorrido por O Courel y desemboca en el Sil. Sobre esa casa pende ahora una amenaza de derribo. No por extravagante, sino por estar en suelo rústico.

Lo de Exín Castillos es una especie de mote, pero en realidad la vivienda tiene su propio nombre y no es ese. Como dice un letrero a la puerta, se llama Cova do Ferreiro. Por el apellido de su dueño, un emigrante que tiene sus negocios fuera y que, como otros tantos, vuelve a su Quiroga natal por vacaciones. Solo que él no vuelve a un piso ni a la típica casa familiar en la aldea de sus padres. Él vuelve a un castillo.

Ferreiro no es de As Covas, pero se enamoró de ese lugar en 1999, cuando lo invitaron a comer en el cercano club náutico de Augas Mestas, una de las instalaciones construidas por la Diputación de Lugo en el Sil y el Miño para atraer turistas a la Ribeira Sacra y la única que hoy está cerrada porque nunca llegó a funcionar como es debido. El hombre se quedó impresionado con el sitio y en cuanto se levantó de la mesa empezó a buscar a alguien que le vendiese un terreno.

La finca no debió salirle muy cara porque por aquel entonces As Covas era una aldea fantasma. Quedaban una decena de casas en pie, pero todo el mundo había emigrado y nadie vivía allí. Solo había vecinos en otras casas de hechuras modernas levantadas más cerca del club náutico y de la carretera N-120, al paso del camino que lleva al pueblo.

José Luis Ferreiro empezó a construir en 1999 y lo básico quedó terminado en el 2001. No le fue fácil conseguir las cúpulas de forma cónica que coronan las dos torres laterales de la casa. Están muy logradas, darían el pego en cualquier decorado de película medieval. El castillo que tenía en mente iba a tener las paredes revestidas de canto rodado, pero eso lo dejó para el final y antes del final empezaron los problemas. Así que no hubo tiempo para piedras y el exterior es de bloques rectangulares, como las piezas de un Exín Castillos.

En el 2008 los medios de comunicación se fijaron en ella, la rebautizaron y «la casa Exín Castillos de Quiroga» triunfó en Internet. Un año después, la Axencia en Defensa da Legalidade Urbanística (Aplu) la declaraba no era legalizable y decía que su dueño tenía que derribarla.

Empezaba así un largo pleito que parece a punto de terminar. En la Xunta dicen que Ferreiro ha perdido todos sus recursos legales y ha hecho caso omiso de sucesivas órdenes de derribo, así que la administración se propone demoler con sus propios medios para después pasarle a él la factura.

Ferreiro espera que aún haya esperanza. Se siente víctima de una absoluta injusticia y argumenta que su empeño por vivir en As Covas ha devuelto la vida al pueblo, donde ahora vuelve a haber vecinos y están siendo rehabilitadas varias casas. Está dispuesto incluso a deshacerse de las cúpulas, de las almenas y de lo que haga falta: «En mi casa no se ve un ladrillo, pero si hay que adaptarla a la tipología de la zona, la adaptamos». Lo que más rabia le da es que el plan de urbanismo de Quiroga, a punto de entrar en vigor, amplía el núcleo de As Covas hasta más allá de su finca. Eso la libraría de la piqueta, si no la tiran antes.