«Mamá, yo soy un niño sin pene»

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN

SOCIEDAD

En la Semana da Educación de la USC se analizó el papel del colegio en la transexualidad infantil

28 ene 2016 . Actualizado a las 11:33 h.

En la Semana da Educación que celebra la Facultad de Ciencias da Educación de la USC, ayer se habló de transexualidad infantil. Sigue siendo un tabú pero, como explica la decana de Educación y responsable de las jornadas, Carmen Fernández Morante, «aceptamos que hay transexuales adultos, y tenemos que pensar que también fueron niños. La escuela tiene que asumirlo». De hecho, Morante quiere formar un grupo de trabajo estable que aborde de forma multidisciplinar esta situación y que genere ideas que trasladar a los políticos.

Morante escuchó ayer muchas de estas ideas. Como la de Cristina Palacios, presidenta de la asociación de familias Arelas. Ella, como otros padres, se negó a esperar. «Es lo que nos decían algunos psicólogos, pero esperar a qué... Sara solo tendrá una infancia», explica gráficamente.

Eso piensa Lucas Platero, doctor en Políticas, profesor universitario y trans. Aconseja a sus alumnos, futuros maestros, que no se preocupen de si sus estudiantes son o no son trans, solo «deben escuchar» y dejar claro a los jóvenes que van a ser aceptados. Y contó una triste anécdota: «Un niño de siete años llevaba dos con terrores nocturnos diarios y un día se lo explicó a su madre: "Es que papá no quiere al tío X [su hermano] porque le gustan los chicos, y cuando se entere de que yo realmente soy una chica, no me va a querer"».

Penélope Alonso, sexóloga, apunta a que la sociedad en conjunto tiene un papel: «Entre todos podemos hacer que la vivencia de uno sea buena. Hay que permitir que los niños se vivan bien». Para eso, dice, «debemos abrirnos a la diversidad».

Juan Gavilán, catedrático de Filosofía, tiene claro que «los niños trans no tienen ningún conflicto con su género, es la sociedad la que se lo crea». Contó el caso de un menor de cinco años que le decía a su madre «mamá, es que yo soy un niño sin pene». Para Gavilán, «el sistema educativo es binario y no existe la educación en la diversidad», aunque «la dinámica social está desplazando este sistema».

En eso coincide con Palacios, quien recuerda que «en los libros de texto los niños trans ni están ni se les espera» pero en el colegio de su hija Sara la adaptación ha sido rápida y natural.

Marta, activista LGBT, entiende que gran parte del avance vivido en los últimos años se debe a las redes sociales y pide dar un paso más: «El lenguaje es una de las armas más potentes», reflexión a la que Penélope Alonso añade «y los silencios a veces marcan más que las palabras».

Frente a esta visión de una escuela y sociedad integradora y abierta a la diversidad, Jesús Barreiro, endocrino del CHUS, entiende que la medicina se está quedando atrás con su visión biomédica de la transexualidad. En la jornada reconoció que estaba allí «para aprender» porque los médicos no están preparados y deben «dar un paso más» y despatologizar una condición que va más allá de la genital.