El Nobel premia la identificación de la maquinaria que repara el ADN

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

JONATHAN NACKSTRAND | AFP

Lindhal, Sancar y Modrich descubrieron la caja de herramientas de las células

08 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Vivimos de milagro. Cada una de las células de nuestro cuerpo sufre al menos mil lesiones en su ADN cada día. La radiación solar, los radicales libres, el tabaco o la exposición a tóxicos producen constantemente daños en nuestro genoma. La macromolécula de la vida, frágil ya de por sí, también sufre de forma natural por su extrema inestabilidad cientos de cambios espontáneos, a los que se suman los fallos en forma de mutaciones originados en la división celular, un proceso que ocurre varios millones de veces cada día en el cuerpo.

¿Cómo es posible la vida ante estos múltiples ataques?, ¿por qué no colapsa el ADN? El milagro biológico que lo hace posible son los sistemas moleculares encargados de reparar el daño y de salvaguardar la información genética, una especie de caja de herramientas del genoma cuyas piezas esenciales fueron identificadas por el sueco Thomas Lindhal, el estadounidense Paul Modrich y el turco Azic Sancar, lo que les han valido ahora el Premio Nobel de Química fallado ayer.

«Su trabajo ha proporcionado conocimiento fundamental sobre la manera en que funciona una célula viva y es, por ejemplo, utilizada para desarrollar nuevos tratamientos contra el cáncer», según destacó el jurado. El trabajo de los galardonados es, por ahora, investigación básica, conocimiento fundamental para entender los complejos mecanismos de la vida, pero que en el futuro traerá aplicaciones para combatir las enfermedades. Gracias a ellos se sabe ahora que el ADN, que hasta los años 70 se creía que era una molécula estable, no se desintegra en un completo caos por la existencia de la maquinaria molecular de control y reparación. «La vida, tal y como hoy la conocemos, es totalmente dependiente de los mecanismos de reparación de ADN», la presidenta del jurado, Sara Snogerub.

El sueco Tomas Lindahl fue el primero en describir parte de esta maquinaria, la denominada escisión por reparación de base, que contrarresta el colapso del ADN. Sancar definió la reparación por escisión de núcleos, el mecanismo utilizado para arreglar el daño causado por los rayos ultravioleta. Modrich demostró cómo la célula corrige los errores que se producen cuando el ADN se replica (copia) durante la división celular.

«No tuvimos la atención merecida»

MEGAN MORR | afp

El estadounidense Paul Modrich, de 69 años, Modrich, , trabaja como investigador en el Howard Hughes Medical Institute, cerca de Washington, y es profesor de bioquímica en la Universidad de Duke. La noticia la recibió en los bosques de New Hampshire, donde pasa unos días de descanso. «Es un shock», dijo. Y lamentó que «durante muchos años nuestro campo no mereció la atención que se merecía».

«Fue una sorpresa para mí»

FACUNDO ARRIZABALAGA | EFE

El sueco Thomas Lindhal, de 77 años, es director emérito del departamento de investigación contra el cáncer del laboratorio Clare Hall del instituto Francis Crick, en el Reino Unido, centro de referencia mundial que dirigió varios años, aunque científicamente se formó en Suecia. «Fue una sorpresa. Sé que al cabo de los años se me consideró para el premio, pero igual que centenares de científicos más», dijo.

Primer premio de ciencia para Turquía

RAY WHITEHOUSE | reuters

Aziz Sancar es el primer investigador turco reconocido con un Nobel en el ámbito de la ciencia, aunque el trabajo que le llevó al premio lo desarrolló en Estados Unidos, donde trabaja en la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte. «Mi mujer recibió la llamada y me despertó. No me lo esperaba. En Turquía siempre me preguntaban cuando ganaría el Nobel, así que estoy feliz por mi país».