Dolo Town, una cárcel a cielo abierto para infectados

dolo town / afp

SOCIEDAD

08 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Recluidos en su ciudad, puesta en cuarentena por la epidemia de ébola desde hace más de dos semanas, los 17.000 habitantes de Dolo Town, cerca del aeropuerto internacional de Liberia, aguantan cada vez peor su aislamiento en esta cárcel a cielo abierto. Las calles están vacías, excepto las filas de personas que esperan las raciones de arroz, bajo el control de los soldados arma en mano.

La ciudad fue puesta en cuarentena el pasado 20 de agosto, al mismo tiempo que West Point, un barrio periférico de Monrovia, y de la imposición del toque de queda en todo el país, donde se registraron más de la mitad de los 2.000 muertos que ya ha dejado la epidemia del ébola en África occidental.

A diferencia de West Point, donde el aislamiento de diez días provocó protestas, la población de Dolo Town se lo toma con paciencia. «Suelo luchar para traer a mi familia algo que comer. Pero aquí estoy, sentado como un niño mirando a mi mujer y mis hijos todo el día», se resigna Jallah Freeman, un carpintero de 56 años. «Estoy harto de este aislamiento. Suplicamos al Gobierno que lo levante», pide. La mayor parte de los habitantes trabajan para la estadounidense Firestone, muy cerca de aquí. «No podemos ir a trabajar. Es una lástima pero, ¿qué podemos hacer? Estamos en una prisión», suspira Mohamed Fofana, uno de los empleados. «Solo tenemos derecho a ir a un puesto de control donde nuestros familiares en el exterior pueden venir a traernos la comida», explica un comerciante, Kebeh Morris.

A principios de agosto, antes de la cuarentena, en Dolo Town murieron 30 personas, de las que un 90 % eran feligreses de una iglesia que aparentemente se contagiaron durante un entierro.