Pajares será tratado con un fármaco experimental contra el ébola

Daniel Roldán / Colpisa MADRID

SOCIEDAD

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Sanidad autoriza la importación del ZMapp, el mismo medicamento que están probando en Estados Unidos con buenos resultados

10 ago 2014 . Actualizado a las 15:26 h.

Miguel Pajares va a tener el mismo medicamento que los estadounidenses Nancy Writebol y Kent Brantly. La misionera y el médico, los otros dos occidentales contagiados por el virus del ébola y repatriados a su país, están siendo tratados con el ZMapp, un fármaco experimental para luchar contra esta mortífera enfermedad que ya se ha cobrado cerca de mil muertes.

Ahora, el religioso español, de 75 años, también podrá contar con este medicamento de última generación. Tan moderno que se ha acelerado su experimentación para aplicarlo directamente en humanos porque los resultados con los dos pacientes estadounidenses han sido muy positivos. Sus posibilidades de librarse de la muerte han aumentado.

Ahora, el Ministerio de Sanidad dio el paso que negó durante la semana: traer al hospital Carlos III, donde están ingresados tanto Pajares como Juliana Bonohá, el medicamento. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) autorizó la importación al amparo de la legislación que permite «el uso de medicamentos no autorizados en pacientes que padecen una enfermedad que pone en peligro su vida y que no pueden ser tratados satisfactoriamente con un medicamento autorizado», según indicó el departamento de Ana Mato.

La AEMPS explicó que el inicio de las negociaciones con la farmacéutica que investiga este medicamento comenzó cuando los médicos del centro madrileño sondearon esta posibilidad con Pajares. El religioso toledano, que se encuentra «estable» según sus familiares, dio el visto bueno a ser tratado con este suero consiste en tres anticuerpos fabricados a partir de hojas de tabaco modificadas, anticuerpos que tardan semanas en crecer. Una vez recabada la conformidad del laboratorio que está desarrollando el medicamento, Sanidad lo importa desde Ginebra, donde existía la disponibilidad de una dosis «en el contexto de un acuerdo entre el laboratorio que desarrolla el medicamento, la Organización Mundial de la Salud y Médicos Sin Fronteras».