Menores empiezan a ser sujetos activos del acoso por Internet

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La Guardia Civil advierte de que los jóvenes ya no son solo víctimas

09 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El timbre que marca el comienzo del recreo acaba de sonar en un instituto de enseñanza secundaria (IES) de A Coruña. Un chaval que no aparenta más de catorce años teclea mensajes a toda prisa en el teléfono móvil.

-Hola, ¿cúales son redes sociales que utilizas?

-Facebook, Instagram, Whatsapp, Twiter, Tuenti... ¡ah! y también Skype.

Más limitada es la oferta que maneja un grupo de adolescentes que charlan en la cafetería del centro. «Twitter, Instagram y Whatsapp», responden. Tienen entre 15 y 16 años. Hablan entre ellas pero tienen sus móviles a la vista, perfectamente colocados para comprobar, con solo girar la mirada, cuándo tienen un nuevo mensaje y de quién es. La pregunta podría formularse a multitud de adolescentes en decenas de centros escolares de toda Galicia, pero sus respuestas no serían muy diferentes.

La popularización del uso de smartphones entre los jóvenes ha multiplicado el acceso a estas redes. Los datos del INE indican que en el 2013 un 72,3 % de los menores gallegos de entre 10 y 15 años tenían teléfono móvil, un 7,5 % más que el año anterior.

El problema no es que usen esa tecnología, es el mal uso que algunos de ellos pueden hacer de esas herramientas, una práctica que puede desencadenar casos de ciberbullying (acoso entre menores a través de Internet). O pueden ser también objeto de grumming (acoso sexual de adultos a menores utilizando la red).

El tema preocupa, y mucho, a los padres, a la comunidad escolar, a la fiscalía y a los agentes de seguridad encargados de investigar esta «nueva forma de cometer infracciones penales», como explican fuentes del Equipo de Investigación Tecnológica de la Guardia Civil de Pontevedra. El porqué lo describen esas mismas adolescentes de la cafetería: «Hay una red en la que puedes hacer preguntas de forma anónima. Es Ask.fm y ahí la mayoría cuelgan unas cuestiones para ofender o ponen comentarios que no son agradables. No tenemos cuenta ahí, pero es utilizada ya desde hace tiempo». Pero eso mismo puede producirse a través de otras muchas redes. Hasta pueden darse casos de menores que suplantan a otros.

De hecho, parece que el incremento de teléfonos móviles registrado por el INE avanza en paralelo al alza de delitos de acoso descubiertos por ese grupo a través de Internet. «Hemos detectado más delitos de este tipo que el año anterior, tanto casos de menores acosados por otros menores como por adultos, realmente hay de todo», añaden fuentes del Equipo de Investigación Tecnológica de la Guardia Civil pontevedresa. Y advierten de que uno de los temas más preocupantes ahora es que «de un tiempo a esta parte es bastante fácil que los chavales sean sujetos activos del presunto acoso».

Responsabilidad

¿Son los menores conscientes de que cuando actúan de esa manera podrían estar cometiendo un delito? Desde la Guardia Civil, que periódicamente acude a los centros para dar charlas de tipo informativo sobre el tema, indican que «a veces no saben las consecuencias que puede conllevar realizar esas prácticas, piensan que nadie los conoce, que hay impunidad, cuando ocurre todo lo contrario». Y algo parecido opinan directores de algunos centros escolares consultados. «A veces no son conscientes de que el lenguaje que utilizan no es correcto», explica la directora del IES de Pastoriza, en Arteixo. Pero la fiscala de Menores de Pontevedra, Encarnación Boullón, no está tan segura de que no conozcan lo que hacen: «Ahora los jóvenes están suficientemente informados de lo que pueden hacer o no. Nada es anónimo y lo saben», explica también.

Lo que tienen claro todos es que lo fundamental para prevenir este tipo de prácticas es la educación. Y en eso tienen que implicarse los padres. Este curso la Xunta ha puesto en marcha en los centros educativos el Pprotocolo de Prevención del Acoso y prepara, como avanza el director xeral de Educación, Manuel Corredoira, una herramienta para garantizar el anonimato del que da a conocer que es víctima de acoso. Porque la mayor parte de las veces el problema es que los chavales acosados no se atreven a contarlo.