Emilio Lora-Tamayo, que veranea en Galicia, también fue el presidente del comité científico del Prestige, que se formó apenas un mes después del naufragio del petrolero. Ahora, desde el recuerdo, manifiesta su orgullo por el trabajo que se realizó en aquella ocasión.
-¿Cómo recuerda su experiencia en el «Prestige»?
-El comité científico, que se formó un mes después del hundimiento, fue una iniciativa que se reveló como excelente, porque aunó bajo una sola voz la capacidad científica que había para solucionar entonces aquel problema. Yo pedí trabajar con tres premisas, y así me lo permitió el secretario de Estado: independencia, competencia y transparencia.
-¿Transparencia?
-La transparencia fue inmediata. La información que teníamos y las conclusiones del comité se traspasaban inmediatamente a la vicepresidencia y, minutos después, se daban a conocer a la prensa. Gracias a estas premisas pudimos trabajar en una primera fase enfocada exclusivamente a tapar las fugas de fuel, lo que conseguimos en unos días. En la segunda fase intentamos definir una solución definitiva al problema y evocamos la que al final puso en práctica Repsol. Nosotros recomendamos que la hiciera una empresa.
-¿Se siente orgulloso de su trabajo en el «Prestige»?
-Sí, personalmente me siento orgulloso de mi trabajo. Y no solo por mí, sino por los más de veinte expertos que trabajaron conmigo, que en veinte días conseguimos eliminar la urgencia y gravedad de las fugas y sentamos las bases para implementar la solución final.